Aportes y rol actual de redes de universidades de América Latina y el Caribe a la agenda global de la Educación Superior: una visión post-III Conferencia Mundial de Educación Superior

Carolina Cabrera Di Piramo, Rodrigo Arim Ilhenfeld

Universidad de la República (UdelaR)
Introducción

Escribimos este texto adscribiendo a la idea de referentes teóricos que han conceptualizado al campo de producción de conocimientos en Educación Superior (ES) como un área en la que convergen aportes provenientes desde la academia, la política y la gestión, donde adquieren particular relevancia organismos, conferencias y declaraciones internacionales (Altbach, 2002; Krotsch y Suasnábar, 2002; Ordorika y Rodríguez Gómez, 2018). Ante la reciente realización de la III Conferencia Mundial de ES (III CMES), en mayo de 2022, en Barcelona, España, nos movilizó una inquietud planteada en la post- Conferencia Regional de ES (CRES) 2018 y pandemia de COVID 19 mediante: “¿cómo vamos a posicionarnos, como se va a posicionar la universidad pública en la disputa por la narrativa acerca del futuro de nuestra sociedad y por el futuro de la universidad en particular?” (Del Valle, 2020, p. 14). 

En ese contexto, planteamos un análisis primario en el que tratamos de discernir cuáles fueron los aportes de algunas de las más significativas redes de universidades de América Latina y el Caribe (ALyC), de cara al desarrollo III CMES. Para ello, nos propusimos indagar en los temas que se abordan e identificar las áreas de vacancia, evaluar la presencia de debates de la agenda social actual(como género o ambiente, y discernir si se trata de tópicos nuevos o si se han abordado en instancias similares. 

La III CMES tuvo algunas particularidades respecto a las anteriores: su realización fue postergada, en parte por la pandemia de COVID 19, con lo cual la CRES previa tuvo lugar años antes, en 2018, tratándose la latinoamericana de la única de ese carácter, a diferencia de las dos ocasiones anteriores. Esto implicó que los posicionamientos de las redes de universidades de ALyC de 2022 fueran el insumo más “fresco” regional de cara a la III CMES, deviniendo de allí nuestro interés en analizarlos. Adicionalmente, en junio de 2022, un mes después de la CMES, se realizó un evento regional, el Congreso Internacional de Universidades Públicas (CIUP), en Córdoba, Argentina, organizado por la Universidad Nacional de Córdoba, el Congreso Interuniversitario Nacional, el Ministerio de Educación de Argentina, la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), la Udelar y la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM), del que también planteamos algunos comentarios. 

A continuación, mencionamos algunas consideraciones metodológicas, luego nuestro análisis de los aportes de las redes universitarias en vínculo con antecedentes y documentos de interés. Y, concluimos con reflexiones y elementos para pensar el rol actual de estas redes en la agenda global.

Notas metodológicas 

Nuestro aporte se basa en un análisis de contenidos de documentos, considerando elementos de la perspectiva del análisis deliberativo de las políticas (Fontaine, 2015), con el propósito de identificar cuáles fueron las finalidades, objetivos o posiciones que llevaron a esas posturas. 

Consideramos dos tipos de documentos: en primer lugar, los que fueron foco de análisis por ser elaborados por redes regionales de universidades de ALyC de cara a la III CMES: “La Visión del Espacio Latinoamericano y Caribeño de Educación Superior” (ENLACES), de la UDUAL y la “Declaración de Montevideo” de la AUGM. En segundo lugar, las declaraciones finales de la III CMES y el CIUP que fueron puestas en diálogo con nuestro foco. 

Las tres redes regionales de las que analizamos sus insumos tienen características diferentes. La UDUAL es la asociación más antigua (1949) constituida al influjo de los movimientos reformistas, habilita la afiliación directa de universidades públicas y privadas de la región, y también de organismos de cooperación vinculados a la ES y de otras asociaciones y redes universitarias. Cuenta con más de 200 universidades afiliadas de 22 países. La AUGM se fundó en 1991, con la vocación de constituir una asociación de universidades públicas autónomas y autogobernadas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Posteriormente, amplió su área a Bolivia y Chile, incluyendo hoy 41 universidades. ENLACES funciona como “red de redes” a partir de las CRES y nuclea a 21 asociaciones de rectores, asociaciones regionales de estamentos y 4 redes de universidades (incluyendo AUGM y UDUAL). Si bien su funcionamiento es más embrionario y no cuenta con afiliaciones directas de universidades, es de interés incluirlo en el análisis dado su carácter de proyecto político emanado de las CRES. 

En la práctica, durante el período de elaboración documental UDUAL que generalmente tiene convocatoria amplia, ha tenido participación escasa de algunas macrouniversidades, en AUGM hubo momentos donde las universidades “históricas” que la constituyen han tenido presencia menor y en ENLACES el estamento estudiantil no participó en su Conferencia General, donde se aprobó su aporte a la III CMES. Es decir que, si bien éstos constituyen los espacios de articulación política y académica reconocidos, el grado de involucramiento actual es oscilante y asimétrico, si se toma en cuenta la participación en los ámbitos de decisión. 

A partir de una lectura de los documentos de las tres redes, y considerando referencias previas (Ordorika y Rodríguez Gómez, 2018) planteamos dimensiones de análisis y dentro de ellas algunas categorías, intentando no perder de vista la relación entre temas1.

El enfoque es holístico, por lo cual no hacemos foco en profundidad en temas específicos, aunque definimos las siguientes dimensiones para el análisis:

  • Dimensión universitaria: Enseñanza y aprendizaje, producción de conocimiento, vínculo con el medio, principios y modelos universitarios, financiamiento, aspiraciones futuras. 
  • Dimensión contextual y social general: Contextos regionales, internacionales, nacionales, género, inclusión, multiculturalidad, sustentabilidad.
  • Dimensión actores e instituciones: Actores propios y externos, redes de universidades, instituciones educativas de otros niveles, empresas. 
Aportes de las redes regionales de universidades y su diálogo con antecedentes de interés

Una primera constatación es que estos documentos son piezas políticas que no se construyen, en forma explícita, sobre la base de análisis académicos o indicadores previos sobre la situación de la ES en la región, como datos de matriculación, de producción de conocimiento o grado de articulación con actores sociales o institucionales no universitarios. Se trata de discursos autocontenidos, basados en elaboraciones conceptuales acumuladas desde las propias redes o en posicionamientos emergentes de las CRES, lo que da cuenta del carácter inminentemente político e identitario de los documentos. 

En cuanto a las dimensiones analíticas definidas, la universitaria resulta la más abordada, seguida de las temáticas sociales y contextuales generales y los actores e instituciones. A continuación, planteamos un somero análisis de esos temas.

El plano universitario 

Se distinguen particularmente las categorías de las aspiraciones futuras y los modelos o principios –la autonomía, el autogobierno, o elementos e ideales propios del modelo latinoamericano de Universidad-. Esto es notable en el caso de ENLACES, que, como dijimos, se encuentra fuertemente vinculado en su creación y concepciones a las CRES; ya desde el “marco conceptual” establecido en ese documento se ratifican aspectos en este sentido: la democratización del conocimiento como bien social y colectivo, la autonomía universitaria, la libertad de cátedra, etc. Esto va de la mano con lo identificado por parte de actores sociales de la ES, que han asumido a ENLACES como un sitio para reivindicar y defender los valores clásicos del modelo regional, en un momento en el cual el diálogo estaba tensionado con el organismo convocante de la última CRES (el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, IESALC) (Socolovsky, 2019).

Al recuperar análisis de CRES previas (Mollis, 2008) nos preguntamos si las redes han podido reinventar elementos típicos del modelo regional, o si se está “luchando” por mantenerlos, ya que, por ejemplo, ENLACES dice:

 “El espíritu del Manifiesto de Córdoba de 1918 moldeó en toda la región una relación interdependiente entre universidad y sociedad. Con la democracia, la justicia social y el reconocimiento de los compromisos con el desarrollo sostenible, esa relación indisociable entre la sociedad y las universidades determina que las funciones de enseñanza, investigación y extensión deban ser consideradas en su integralidad como una sola.” (ENLACES, p. 7).

Igualmente resulta pertinente recapitular a Tünnermann (2010), que con relación a la CRES de 1996 sistematizaba problemas que siguen vigentes: 

“a) una notable expansión de la matrícula estudiantil; b) la persistencia de desigualdades y dificultades para la democratización del conocimiento; c) una restricción relativa de las inversiones públicas en el sector; d) la rápida multiplicación y diversificación de las instituciones dedicadas a impartir distintos tipos de educación terciaria; y e) una creciente participación del sector privado en la composición de la oferta educativa” (p. 5)

Estos problemas, que han sido origen de conflictos – basta tener presente la movilización estudiantil chilena de 2011 –, se han agudizado y se vinculan con políticas de acceso y permanencia en el sistema y con diseños institucionales emergentes. Se observa cierta ausencia en la consideración propositiva y normativa de las redes de cara a la III CMES. Los costos de la ES y los mecanismos de financiamiento están presentes en tanto reivindican la responsabilidad de los estados, pero no emergen reflexiones sustantivas sobre el arancelamiento, presente en muchos sistemas de ALyC. A su vez, la constitución de sistemas altamente estratificados y, por lo tanto, plausibles de reproducir desigualdades sociales (Marginson, 2016) es mencionada en forma tangencial en insumos de la UDUAL y AUGM y recibe atención mínima de ENLACES.

Merece atención la noción de la ES. Mucha bibliografía se ha escrito acerca de la importancia que tiene para la región la noción de la ES como bien público, derecho humano universal y deber del Estado. Mientras la noción de la ES como bien público ha sido crecientemente invocada para cuestionar los modelos neoliberales que pretenden sustentar reformas universitarias bajo arreglos de mercados y cuasi mercado, persiste una fuerte ambigüedad y falta de concreción de sus implicancias concretas de políticas, más allá de una apelación general a la responsabilidad estatal en su financiamiento (Sigh, 2014). 

En ALyC, esta consolidación discursiva en los años noventa tuvo su motivación en la amenaza de reformas inspiradas en el Consenso de Washington, que priorizaban el valor económico de la generación del conocimiento y el carácter privado de los beneficios educativos e impulsaba a las universidades a construir su base de financiamiento vía arancelamiento y venta de servicios de investigación. En los documentos analizados persiste esta caracterización sin mayores elaboraciones sobre el contenido sustantivo de las nociones de bien público y derecho humano, ni explicitación de sus implicancias concretas en políticas. Por ejemplo, el concepto de bien público no presupone arreglos institucionales específicos: puede ser provisto bajo regulación por instituciones públicas y privadas, y puede convivir con distintos grados de diversificación de la plataforma institucional de la ES. 

Tampoco se presentan implicancias sobre el financiamiento, más allá de ubicar en los estados la responsabilidad de asegurar su viabilidad. Puesto que la financiación puede lograrse con fórmulas distintas de aportes provenientes del sector privado – vía arancelamiento – y del sector público, esta caracterización no agrega una guía sostenida en criterios de justicia distributiva. Quizás por esa razón ambos conceptos articuladores, bien público y derecho humano, se aceptan y defienden por instituciones universitarias públicas y privadas, selectivas y de ingreso irrestricto, financiadas exclusivamente por el Estado o con estrategias de financiamiento mixto. En buena medida, el carácter de bien público de la ES persiste como dispositivo retórico central en el discurso político, pero con escasas implicancias empíricas (Dill, 2015).

Conviene así recordar que la reafirmación del carácter de bien público y derecho universal como uno de los epicentros del posicionamiento del mundo universitario de la región en los noventa se asocia con la emergencia y el desafío que implicó el predominio de propuestas de reforma de los sistemas universitarios centrados en defender arreglos de mercado o cuasi mercados como guía estructuradora de los sistemas de ES.

En lo universitario también se declaran temas de enseñanza, evaluación y aspectos curriculares y pedagógicos, desde la perspectiva de los cambios que deberían incorporarse en la enseñanza universitaria en la pospandemia y en el siglo XXI en general. AUGM y UDUAL hacen planteos en este sentido que luego son recogidos en el propio documento final de la CMES:

“Los currículos, por ello, deben alejarse de la satisfacción prioritaria de necesidades profesionales, orientándose hacia currículos transversales incluyentes en diversos ámbitos: interculturalmente, en el respeto a los derechos humanos, en la sustentabilidad ambiental y en la búsqueda de opciones de organización social renovadas e inclusivas” (UDUAL, p. 14)

“…la otra cara del mismo desafío es aprender de las enseñanzas de la pandemia en lo que refiere a la adaptación de los formatos virtuales para determinadas actividades y escalas de enseñanza e investigación y/o la adopción de modelos híbridos, acortando la brecha digital en nuestros países y asegurando así el derecho a la inclusión digital para estudiantes, docentes y funcionarios universitarios. Por otra parte, la renovación refiere también a la transformación de los modelos y métodos pedagógicos clásicos, a la mayor autonomía en los aprendizajes estudiantiles…” (AUGM, p. 5)

Este tipo de preocupación es novedosa ya que no consta con tanto énfasis en posicionamientos regionales previos a otras CMES. 

En una mirada retrospectiva podemos notar que en los balances que se hacían 10 años después de la I CMES también predominaba el foco universitario, con algunas temáticas que se mantienen en la agenda y otras que han dejado de estar presentes o adquieren menos énfasis en los debates actuales -como la acreditación-. Son temas que preocupaban y que continúan estando presentes en las agendas de nuestras universidades, pero perdieron relevancia como posicionamientos políticos globales (Tünnermann, 2008). 

En suma, las elaboraciones de las redes latinoamericanas en el plano universitario muestran líneas de continuidad discursiva, como el énfasis en el carácter de bien público y derecho humano de la ES y la defensa de la autonomía. Mientras que emergen ciertas innovaciones asociadas a la reflexión embrionaria sobre innovaciones pedagógicas y la incorporación crítica de la tecnología con un horizonte democratizador. Aunque también se detectan ausencias, como por ejemplo elaboraciones explícitas sobre el problema del arancelamiento o la estratificación de los sistemas, llamativas dada su relevancia en la discusión sobre el futuro de la ES.

Visión de los contextos

La recapitulación de los distintos escenarios de la región es trabajada por las tres redes y priman en ellos abordajes sobre la desigualdad estructural imperante en ALyC en tanto continente más inequitativo del planeta, la profundización de problemas sociales y económicos como consecuencia de la pandemia y la degradación democrática en ciertos contextos regionales. 

Un aspecto sobresaliente lo constituyen las políticas de inclusión. Las temáticas de género se plantean como subconjunto de aspectos de inclusión social y cultural en los casos de ENLACES y UDUAL y en el caso de AUGM merecen una especificidad propia. Es notable que estos preceptos se encontraban ya presentes desde los balances realizados 10 años después de la CRES de 1998: “¿Están realmente nuestras universidades comprometidas con los paradigmas de desarrollo humano sostenible, igualdad de géneros y de cultura de paz, que sustenta la Declaración Mundial?” (Tünnermann, 2008, p. 8).

En 2022 las menciones a la temática de género recorren un espinel que abarca desde generar condiciones para un equitativo desarrollo de las carreras académicas, la necesidad de que más mujeres accedan a puestos de conducción universitaria y las políticas de cuidados. No obstante, las desigualdades de género parecen articularse como una suerte de repetición de balances realizados a fines del siglo XX, sin una suerte de análisis crítico sobre lo actuado por las universidades desde el momento en que se las esbozó como aspectos de agenda de política que las universidades deberían abordar. En ninguno de los tres documentos considerados emergen reflexiones sobre el grado de avances en equidad de género ni sobre la aplicación de políticas novedosas.

La diversidad cultural y la inclusión se vinculan con las definiciones de las CRES en tanto camino que queda por recorrer en materia de inclusión de poblaciones originarias y afrodescendientes. La UDUAL realiza un planteo que va más allá de la necesidad de incluir personas pertenecientes a ciertas poblaciones en la ES, y reivindica una “justicia epistemológica” (p. 14), con relación al reconocimiento de saberes diversos.

Los elementos de ambiente, cambio climático y sustentabilidad parecen aún, desde el sistema universitario, ser temas poco abordados o tratados con especificidad en nuestras latitudes en comparación con otros tópicos. En general son incluidos dentro de una suerte de “temas a resolver” o cuestiones de contexto en conjunto con otras, como la “educación en una cultura de paz” o “las desigualdades estructurales” (AUGM, p. 4).

La emergencia climática desafía la coordinación de las políticas públicas a escala global, pero también a las principales instituciones que trasmiten y producen conocimiento. No sólo por la necesidad de priorizar la generación de conocimiento que permita afrontar la crisis global, también por el cuestionamiento a las características de la investigación académica, alentando nuevos modelos que quiebren la lógica antropocéntrica de la ciencia (Barnett, 2022). Desde esta perspectiva, entendemos que los esfuerzos reflexivos desde ALyC deberían aportar para conceptualizar el papel que nuestras universidades deberían desempeñar en los desarrollos epistemológicos que incorporen la sustentabilidad como aspecto constitutivo de las funciones universitarias. Los documentos sólo mencionan la sustentabilidad como problema y remiten, en forma acrítica y como única referencia, al compromiso con la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Identificación de instituciones y actores clave 

Se destaca que en general no se ahonda en promover la interacción con empresas. La ausencia no es trivial, por dos razones. En primer lugar, porque parte importante de la discusión sobre los procesos de mercantilización de la ES descansa en la constatación de la progresiva preponderancia de intereses provenientes de sectores empresariales, impulsados por mercados y cuasi mercados en la demarcación de las agendas universitarias, donde se incluye qué investigar, para qué formar y qué pautas de relacionamiento con actores externos fomentar (Giroux, 2018). En segundo lugar, porque en nuestras universidades, como sucede a

escala global, los vínculos con corporaciones y fundaciones de distinta naturaleza se han hecho más densos y diversos. Por lo tanto, desde una perspectiva conceptual y fáctica la carencia de reflexión crítica y propositiva sobre estos tipos de vínculos que han moldeado y traccionado a los sistemas en direcciones específicas es sugerente (Fanelli, 2019).

Interesa notar que las palabras fundación o fundaciones no están presentes ni siquiera una vez en ninguno de los tres documentos. El término empresas sólo es mencionado por ENLACES como vía de colaboración y por UDUAL en el entendido de que las universidades no solo deben formar personal empresarial. El término mercantilización es mencionado por UDUAL y por ENLACES, quien también utiliza la palabra “mercancía” e identifica a la mercantilización como un riesgo y considera la concepción de la ES sin fines de lucro como premisa. 

Como es lógico, tanto UDUAL como AUGM recogen la importancia de las redes de universidades, sin desconocer otros mecanismos de cooperación regional estatales como espacios para defender valores universitarios que se creen importantes –la autonomía, el financiamiento público- y para tender puentes de colaboración en docencia e investigación. Sin embargo, no emergen salvo señalamientos puntuales, nociones sistémicas de la educación – en especial, la educación pública – como un proceso de formación a lo largo de la vida que exige a los sistemas universitarios una mayor coordinación con otros niveles educativos.

La identificación de actores propios y ajenos es escasamente señalada. Los documentos de UDUAL y ENLACES hacen referencia a actores propios reconociendo debilidades o problemáticas –fundamentalmente acarreadas por la pandemia- en estudiantes y la necesidad de generar soporte a docentes en marcos pedagógicos que deberían renovarse. Como rasgo particular, ENLACES -que integra organizaciones de trabajadoras/es en su funcionamiento- concibe como actores a atender a las/os trabajadoras/es docentes, técnicos y administrativos haciendo hincapié en la rápida adaptación que tuvieron que hacer en la pandemia para dar continuidad al funcionamiento institucional. 

La “hoja de ruta” de la III CMES y su vínculo con los aportes regionales 

Hemos recapitulado cuáles fueron los aportes de tres redes de universidades de ALyC de cara a la III CMES. Intentaremos ahora vincular esos aportes con la hoja de ruta de UNESCO, documento presentado al final de la conferencia, titulado “Más allá de los límites: nuevas formas de reinventar la educación superior”. 

No se trata ese documento de una “declaración” ni de un “comunicado” como fueron respectivamente los documentos resultantes de las CMES anteriores, que tenían características de articulado, con misión, visión y llamamiento a la acción. 

Es interesante que el primer párrafo del punto 1 de la Hoja de ruta, donde se describen características contextuales globales que hacen a la ES, está dedicado al cambio climático y ambiente, tema que como dijimos fue poco tratado por las redes regionales en sus aportes. Se identifican otros elementos que a nuestro juicio no son ajenos a nuestro contexto: los conflictos armados, el debilitamiento de las democracias y la desigualdad social.

En cuanto a las tendencias de la ES se plantean -basados en grandes indicadores- el aumento de la internacionalización y movilidad estudiantil, la expansión del acceso del sistema con desigualdad -en particular entre países- el rol de las TICs, los cambios en los sistemas de financiamiento, entre otros.

Sobre el financiamiento, no aparecen elementos declarativos contundentes que ubiquen en las finanzas públicas la responsabilidad principal de sostén de la ES, aspecto que se ha criticado desde ámbitos universitarios latinoamericanos. No obstante, se mencionan algunas tendencias de interés. Una de ellas tiene que ver con que algunos sistemas de ES que tienen restricciones económicas para el acceso a la ES están planteando proyectos –de ley o de diversa índole- para condonar deudas estudiantiles. Este es el caso de Chile en la región. Como mencionamos previamente, es llamativo que las redes regionales no hayan, previamente a la conferencia, hecho valoraciones sobre estos elementos que hacen al vínculo entre arancelamiento y endeudamiento desigual estudiantil. El caso chileno trasciende el problema del costo de acceso y endeudamiento, ya que los cambios político-sociales que acontecieron en ese país en los últimos meses tienen chances de cambiar la matriz sobre la que se organizó su ES, introducidas en base a las reformas de la dictadura encabezada por Pinochet (Brunner, 2015). 

Un lugar notable lo tiene el diagnóstico de la ES en pospandemia, que como mencionamos era planteado por las redes regionales. En lo universitario en la Hoja de ruta de la CMES predomina el sentido de pensar el futuro, de las aspiraciones y temas relativos a la enseñanza, la evaluación y el aprendizaje.

El Congreso Internacional de Universidades Públicas: ¿una post- conferencia regional? 

Luego de la III CMES se gestó el CIUP 2022, en Córdoba, que tuvo una declaración final general y declaraciones de comisiones de trabajo temáticas. 

En su declaración general, de lo universitario se hace abundante mención a principios y modelos, aspiraciones futuras, enfoques de enseñanza, necesidad de financiamiento público y orientación de la producción de conocimiento. En lo contextual, se reconocen aquí aspectos del problema ambiental. Se profundiza, al igual que como hizo AUGM, en un elemento presente en la discusión regional desde hace décadas, pero en el que aún queda camino por recorrer: el de los acuerdos de reconocimiento automático de titulaciones y movilidad estudiantil. Esta visión es consistente con la concreción en ese congreso de un consorcio de reconocimiento de titulaciones entre cuatro macrouniversidades públicas de la región (Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Nacional del Litoral, Universidad Nacional de Rosario, de Argentina y Universidad de la República, de Uruguay), que incluye la pretensión de avanzar en acuerdos para construir plataformas colaborativas de investigación. Pese a que en el CIUP se retomaron elementos de CRES previas (principios e ideas de la especificidad latinoamericana), también se promulga la necesidad de operativizar acuerdos de complementación concretos capaces de impulsar mayores niveles de integración y coordinación entre las universidades de la región. Así, parece constituirse éste como un espacio de CRES post-CMES, que reivindica el modelo tradicional reconociendo otros elementos de agenda. 

Elementos para discutir el rol actual de las redes regionales en la agenda global 

Intentamos analizar aportes de redes de universidades de ALyC de cara a la III CMES en el entendido que constituyeron la declaración regional inmediatamente anterior a la instancia global. Si bien existen otros espacios regionales que elaboraron insumos del mismo tipo y que aquí no consideramos, entendemos a estas tres redes como aglutinadoras de múltiples universidades y estamentos.

Resulta importante que ALyC continúe siendo una región que cuenta con redes organizadas de preparación documental y declarativa frente a instancias globales. Identificamos dos tipos de posicionamientos: por un lado, ENLACES reivindica el modelo latinoamericano en su sentido “tradicional”, siguiendo los ideales que le dieron origen al espacio e incorporando pocos elementos innovadores de las agendas de política universitaria. Por otra parte, la AUGM y UDUAL aportan desde la vivencia de los espacios universitarios actuales, por ejemplo, en problemáticas pedagógicas. Sin renegar de las acumulaciones conceptuales previas, el primer tipo de aporte descrito se sitúa en la política -o politics– y el segundo en el hacer políticas -o policy– (Fontaine, 2015), guardando más relación con las temáticas tratadas en la agenda global referida. Estas dos características dan cuenta de la distinta integración de las redes: en ENLACES participan estamentos y organizaciones sindicales, mas no hay representación directa de las universidades. Por su parte, AUGM y UDUAL son organismos con representación de autoridades insertas en la gestión institucional. 

Distintos antecedentes han planteado que en los años ‘90 la agenda regional de las conferencias estuvo centrada en temas de pertinencia, calidad, acreditación, financiamiento, en aras de proteger a las universidades frente a las tendencias neoliberales (Rovelli, 2018); avanzada la década de los 2000, en otro escenario político regional primaron temáticas de inclusión, integración, el rol de la ES en desafíos sociales (Ordorika y Rodríguez Gómez, 2018), y se defendió a la ES como derecho humano con responsabilidad estatal, frente a la crisis económica internacional (Rovelli, 2018). 

Vislumbramos que hay temas que continúan en agenda desde los años ‘90, a los que, quizás, el mayor problema no sea que no se les encuentre solución, si no que no se los revisita, actualiza o traduce a la actualidad. En el entendido que las universidades hoy están en un escenario de disputa por el uso y producción del conocimiento y bajo una presión desde el medio hacia ellas como no ocurrió previamente (Ordorika y Lloyd, 2014), no debería sorprendernos que el discurso regional tienda a abroquelar a estas instituciones en la idealización o la repetición del modelo latinoamericano en su sentido tradicional, sin la incorporación de reflexiones sistemáticas que actualicen plataformas conceptuales y políticas. 

Un aspecto novedoso del 2022 respecto a las CMES previas es que las redes regionales dejaron de tener rol protagónico en la elaboración del documento final y que la tónica general del documento no fue declarativa ni en formato “comunicado”. Así, parecería en algún sentido que la III CMES nos encontró en un distanciamiento temático y de estilo entre esa agenda global y las redes de universidades latinoamericanas. 

Considerando que en instancias anteriores se menciona explícitamente la “colaboración” entre IESALC y el ámbito académico, que se publicaron textos que dan cuenta de ese trabajo conjunto (Gazzola y Didriksson, 2008) y que se reconocía la influencia de las redes regionales en este marco (Caregnato et al., 2021), nos preguntamos si este distanciamiento es entre los sectores académicos regionales y sus cuerpos cupulares, que no permiten alimentar a las redes de insumos académicos o si es entre la cúpula de las redes y los organismos internacionales que organizan estos eventos. Vale interrogarnos cuál es o será ahora la forma de vinculación -si la habrá- entre academia, gestión y política constitutiva del campo de producción de conocimiento en el plano regional; si se abordarán temas globales de agenda que también nos competen, considerando además que este tipo de alianza, la de las redes regionales, han protegido y protegen a las universidades de sus propios derroteros nacionales. 

Referencias y documentos consultados

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NOTAS

1 El análisis de los textos lo realizamos en MAXQDA (VERBI Software, 2016).