Pensamiento Universitario: 30 años de edición sobre educación superior en Argentina

Ivana Mihal

CONICET-LICH-UNSAM
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Introducción 

Pensamiento Universitario (PU) inició su publicación en 1993 como una publicación periódica impresa cuya línea editorial estuvo centrada en los estudios en educación superior. A diferencia de otras revistas educativas o sobre educación, surgió en el contexto de descentralización del Estado nacional con el traspaso de funciones y atribuciones a las jurisdicciones provinciales, en el cual se venía desarrollando un proceso comenzado por la reapertura democrática con la creación de espacios institucionales y aumento de la matrícula estudiantil y con la producción del conocimiento educativo en expansión, con la generación de una multiplicidad de las actividades de inserción profesional como de aquellas orientadas a la investigación (Gorostiaga, Palamidessi y Suasnábar, 2016; Suasnábar y Palamidessi, 2006), entre otras transformaciones1. Es decir, en el contexto de la reforma educativa y el desarrollo constante y diversificado de la producción del conocimiento educativo surgen un conjunto de revistas (Gorostiaga, 2020), entre ellas PU. La relevancia de su abordaje está dada en que este tipo de revistas, son centrales en la constitución, desarrollo y dinámicas de las disciplinas como en los canales de comunicación de la producción local (Gorostiaga, Funes y Cueli, 2018). Sin embargo, como se verá en el desarrollo de este trabajo, PU se configuró en una revista académica que excede la delimitación disciplinar.

Es una revista que aun cuando tuvo algunas interrupciones en su publicación2, a través de 21 ediciones de periodicidad anual se sostuvo en 30 años de existencia como espacio de discusión sobre los temas y problemas de la educación superior. Una de las hipótesis de este trabajo es que Pensamiento Universitario ha tratado de sostenerse en un encuadre que pudiera abocarse al estudio de la universidad sin transformarse en una publicación hiper especializada en áreas o sub áreas del conocimiento educativo, antes bien su foco de atención estuvo concentrado en la universidad y en la mirada política sobre la educación superior en nuestro país.

Si bien es posible entenderla a partir de los contenidos publicados, en el transcurso del tiempo se ha ido transformando de acuerdo a cambios coyunturales como a factores relacionados con la propia edición académica. Esto habilita a observarla desde esta última perspectiva, atendiendo a que los textos se inscriben en materialidades concretas (Chartier, 2003, 1993), y que mediante la descripción de algunas de sus secciones se realiza una curaduría que puede servir a quienes se aboquen a su estudio (Ruocco, 2021). La intención que guía estas páginas, por tanto, no es la de referir a sus contenidos sino a su materialización en un objeto de la cultura escrita que ha puesto de relieve a la educación superior. 

Teniendo en cuenta lo expuesto, y a partir de la exploración de las ediciones desde 1993 a 2023 inclusive3, en este trabajo interesa caracterizar y analizar la revista como proyecto editorial4. En primer lugar, se dará cuenta de ciertas características de las revistas académicas, entre ellas las educativas, a fin de comprender las dinámicas en las cuales opera PU, pero también la propia impronta que asume por su carácter de publicación independiente. En segundo lugar, el trabajo se detendrá en la composición material de la revista, particularizando en ciertos aspectos de la misma, a fin de comprender cómo a través de sus secciones abordó la constitución y discusión sobre el campo educativo. Además, se tendrán en cuenta procesos que contribuyeron al sostenimiento de su política editorial.

I. Ser independiente y académica a la vez: PU, una configuración diferente

Las revistas han sido entendidas primeramente como fuentes documentales y transitado hasta convertirse en objetos de estudio (Pita González y Grillo, 2015). Si escribir es una forma de pensamiento que implica como actividad profesional la constante edición y reescritura como sostiene Becker (2011), una revista es un objeto que se constituye en soporte de ese escrito que resulta de la producción, en este caso, del conocimiento educativo generado o sobre el cual se reflexiona. 

Al igual que otros objetos de la cultura escrita, las revistas son dinámicas en relación con los modos en que se desarrollan como proyecto editorial tanto como en relación con factores más generales que también son cambiantes. En el marco de los procesos de desigualdad, polarización y concentración editorial desde hace varios años se han ido produciendo y ahondado tendencias hacia la uniformización de las formas de producir, divulgar y comunicar el conocimiento. En las revistas educativas esto ha tenido consecuencias similares a las de otros campos de conocimiento tales como el desplazamiento de la divulgación hacia un público especializado constituido por “pares”; la estandarización de criterios de productividad en base a papers; la exigencia de mecanismos de arbitraje y la evaluación de su calidad a través de los factores de indexación e impacto5. En Argentina, varias revistas surgidas con anterioridad se han ido configurando en función de los requisitos de las indexaciones necesarias para ser tenidas en cuenta por los organismos de ciencia y tecnología como publicaciones académicas. Ahora bien: ¿se puede definir una revista, surgida en otra época, en base a las categorías que se utilizan en el presente, como si el concepto mismo que ayuda a objetivarla no se hubiera transformado en el tiempo? (Planas, 2018). Es decir, ¿es pertinente analizar a la revista con criterios que se han establecido posterior a su surgimiento y con otras finalidades?, ¿ha sido intención de la revista aggiornarse a estos criterios? Estos son algunos interrogantes que, aún lejos de responderse desde estas breves páginas, se presentan en torno a PU.

Esos criterios antes esgrimidos, también operan en las conceptualizaciones acerca de si se considera una distinción entre las revistas de carácter científico integradas por artículos originales e inéditos basados en la difusión de los resultados de estudios e investigaciones y sometidos a la evaluación de pares (peer review) y revistas de carácter profesional enfocadas en audiencias especializadas en una temática en particular, cuyos contenidos procuran comunicar los últimos avances en la materia y cuya revisión no es externa dado que queda a cargo del comité editorial (Aguirre, 2008). Así como para otros abordajes, las revistas profesionales son aquellas que amparadas en la constitución de los mecanismos antes descriptos junto con una mayor especialización o creación de sub-áreas temáticas, autorales o de perspectivas dentro de un campo de estudios específico, entre otras, se dirigen a públicos especializados (Domínguez Rubio, 2018). 

Más allá de que la lógica bibliométrica suscita y profundiza cada vez más la disyuntiva entre calidad y cantidad, Bartra (2015) convoca a interrogarse acerca de otro dilema que incumbe a las autoras y los autores, pero también a los equipos que llevan adelante la gestión editorial de las revistas especializadas: “¿quieren más citas académicas o quieren más lectores?” (p. 35), porque estas son dos finalidades distintas. Como es sabido, las revistas especializadas requieren del trabajo editorial orientado a establecer líneas que dialoguen con el contexto coyuntural en el que se inscriben. Por eso, algunas de ellas han adoptado estrategias como la definición de temas pertinentes y la jerarquización de contenidos; la invitación “expresa” a publicar a especialistas en la temática y la traducción de títulos relevantes en el campo de debate. Si bien se reconoce la relevancia de los arbitrajes para asegurar la calidad, uno de los aspectos más importantes que han signado los cambios en relación con las revistas científicas y académicas apela a que ellas también sean consideradas en base al propósito de llegar a públicos más amplios, algo que suelen realizar las publicaciones que no son consideradas estrictamente académicas.

En relación a este punto, conviene destacar que cuando se trata de la edición sobre la producción de conocimiento generada en el campo educativo, incluso el relativo a la educación superior, este no se circunscribe ni a un área o disciplina ni a un campo científico en particular, ya que incluye actores e instituciones provenientes tanto desde ámbitos científicos y académicos como intelectuales y de la gestión de la política educativa (Mihal, 2023). Por estos motivos, los modos de elaboración, publicación, comunicación y circulación pueden ser académicos o bien seguir otros circuitos como el independiente o el institucional. Pero, incluso, si el estudio de las revistas se recorta exclusivamente sobre el campo científico o académico de la educación, también se presentan sobre ellas algunas contingencias que les imprimen características específicas, no sólo por la diversidad de los saberes, perspectivas y enfoques teóricos y metodológicos “provenientes de las ciencias sociales y las humanidades, sino también del ámbito técnico-burocrático y de las prácticas pedagógicas” (Gorostiaga, 2020, p. 135). Esto agrega mayor complejidad a la hora de abocarse al análisis de una revista dedicada a la educación superior, porque es un objeto que alberga miradas diversas y en algunos casos hasta yuxtapuestas. 

Las revistas académicas suelen ser editadas por las universidades nacionales o privadas, pero también por las asociaciones profesionales o redes interuniversitarias. En el caso de PU, ha sido incluida en una tipología que la inscribe como revista académica que no ha quedado circunscripta a ninguna institución en particular, de ahí su independencia (Gorostiaga, Palamidessi, y Suasnábar, 2016). Sin embargo, su carácter independiente también se vincula con la política editorial que persiguió desde su constitución, y con el que se sostuvo en sus tres décadas de existencia.

Pensamiento Universitario es una publicación académica que, surgida en el último decenio del siglo XX, nació como un producto de la edición independiente. Como sostiene Badenes (2017) a la hora de caracterizar a las revistas culturales independientes, definirlas por su contenido o porque editan autogestivamente es insuficiente, en cada revista independiente hay innovación y un deseo de intervención. En el caso de PU ese anhelo estuvo centrado en la educación superior y al respecto su fundador Pedro Krotsch señalaba en la presentación del número inaugural de la revista que decide a través de ella instaurar un “instrumento” para generar “la reflexión independiente y comprometida…” (1993, p. 2), entendiendo que la universidad requería del pensamiento crítico y teórico tanto como de estudios fundamentados empíricamente. Incluso en la última nota editorial que firmó en 2009, sostenía que la autonomía financiera6 aunque difícil, le aseguraba la autonomía para poder abordar temas que en otros espacios académicos argentinos no tendrían lugar o incluso se rechazarían. 

Esta definición del tipo de edición aseguró que el eje de su independencia también estuviera puesto en la relación con la estandarización y los criterios de indexación de las revistas destinadas a formar parte de los sistemas de evaluación y acreditación científicas. Ante esto desde la revista se establecieron dos prácticas diferenciadas: por un lado, publicar artículos seleccionados previamente por la coordinación de PU, esto es su director y comité de redacción y, por el otro, someter al referato los artículos que hayan sido enviados a la revista de manera espontánea. Estas decisiones se basaban según Krotsch en que

…el uso del referato del que se ha abusado muchas veces debido a presiones institucionales conlleva el peligro de un uso engañoso del mismo. Esto se aprecia sobre todo porque el campo disciplinario, en el que adquiere sentido la revista, no ha creado aún las reglas del juego propias de un campo (2009, pp. 5-6) 

A estos mecanismos selectivos de sus artículos se podrían agregar otras estrategias editoriales como las convocatorias a especialistas y profesionales del campo educativo en diferentes secciones de la revista, por ejemplo, los dossiers, o los espacios dedicados a las entrevistas, artículos y ensayos. Esas decisiones con el correr de los años serían reforzadas por el equipo de gestión de la revista.

De este modo, PU se constituyó en una revista académica de publicación cuyos contenidos al momento de su creación fueron arbitrados por su director y el comité de redacción en una primera instancia, y en una segunda instancia por integrantes del consejo asesor más allegados. En los últimos años, este proceso se ha encauzado en concomitancia con la constitución en 2021 de las figuras de coordinación editorial y comité editorial (que reemplaza al comité de redacción) a través de este circuito interno. Esto último es relevante porque mediante la primera figura se aceleran mecanismos relativos al proceso de edición de la revista, pero en cuanto al comité editorial también le corresponden funciones tales como la aprobación de artículos, la elaboración de propuestas para próximos números, la invitación a autoras y autores o recomendación de entrevistas y traducciones, así como avalar o acompañar otras acciones de la revista. Además se renueva la sección de colaboradores en el exterior y se reorientan las colaboraciones internacionales hacia su integración al consejo asesor.

En suma, es posible observar cómo la política editorial de la revista no estuvo ni centrada en convertirse en una revista profesional ni en una revista que exclusivamente dialogara con investigadores del área educativa, sino en generar un medio que tratara sobre diversas problemáticas y enfoques que atañen a la universidad en tanto objeto de estudio. Asimismo, le aseguró que su cobertura temática fuera amplia, sin una estandarización previa de los textos (extensión, directrices específicas para su formato), pero orientada a las temáticas de interés de la revista. Como sostiene Domínguez Rubio7 la profesionalización puede limitar las intervenciones de una revista en cuanto conllevan “…la desaparición del espacio editorial, y únicamente las revistas terminan diferenciándose entre sí por su enfoque temático y sus características bibliométricas” (2018, p. 17). En parte, la decisión de continuar sin ser una publicación indexada le ha asegurado a PU que las dinámicas hegemónicas de edición académica contemporánea no la redujeran a una publicación similar a cualquier otra. 

Cabe, por último, destacar que PU fue editada, por el propio equipo de la revista, excepto 1999 que la encargada de la edición fue la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes8, aunque contó con el sello de la Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1996. Y si bien ha contado con diferentes auspicios9, a fin de continuar con su independencia apuntó a seguir generándose sin el apoyo de un marco institucional concreto aunque los profesionales y el equipo de gestión de la misma tuvieron sus lugares de trabajo mayoritariamente en espacios institucionales académicos. 

II. Las secciones de PU

Las revistas, como productos editoriales, posibilitan la circulación de discusiones y argumentaciones intelectuales, científicas, políticas y culturales. Cada revista es diferente no sólo por el equipo que conforma la revista y que avala en parte su idoneidad en el campo de estudio propuesto, con la inclusión de referentes en los consejos, o por el diseño propuesto. Cada revista es diferente, además, por los tópicos que proponen para su lectura, los artículos, las traducciones, los textos que se incorporan y, principalmente, por la línea editorial que persigue en sus números. La materialidad de Pensamiento Universitario permite observar cómo ha sido delineada su línea editorial, la cual se observa en las formas de organización de su contenido. PU como un producto de la cultura impresa expresa la jerarquización de contenidos y posibles usos (Chartier, 2022). Pero también la dimensión visual, el diseño, y otras intervenciones editoriales de diversos agentes (cuya participación ofrece una polifonía plural), constituyen su “enunciación editorial” (Souchier, 2007).

Se han identificado tres secciones a través de las cuales se constituye la jerarquización de los contenidos de la revista, los cuales si bien han ido mutando desde su origen hasta último número editado; muestran cambios en el proceso de edición de la revista: la presentación de cada número de la revista, los dossiers y las traducciones.

Las notas editoriales de cada número de la revista constituyen uno de los espacios enunciativos privilegiados para captar la enunciación editorial. Pedro Krotsch desde 1993 hasta 2009 inclusive, año en que fallece, ha redactado las presentaciones de cada edición, las cuales estuvieron imbuidas de su posicionamiento respecto al objeto de estudio universidad. En el desarrollo sobre la labor político institucional y las contribuciones de su legado académico, Atairo y Camou señalan que las preocupaciones de Krotsch estuvieron centradas en un núcleo fuerte de temas y problemas: “el legado histórico de la Reforma Universitaria en la Argentina y en América Latina; el papel de la constitución de los actores universitarios, con particular referencia al sector estudiantil; los retos en la elaboración de políticas de educación superior, tomando especialmente en cuenta los procesos de evaluación y acreditación; y los temas del gobierno y la gestión universitaria” (2021, pp.183-184). En gran medida estas preocupaciones se sostuvieron durante las 12 ediciones que dirigió.

Posteriormente, se redefinieron las prácticas de gestión interna de la revista en varios sentidos. Primero, la figura de director deja de existir, el lugar de su fundador no es reemplazado. Segundo, el comité de redacción refuerza su carácter de seleccionador y organizador de PU hasta la conformación del comité editorial; tercero, las presentaciones serán realizadas por integrantes del consejo asesor o por autoras y autores que habían sido invitados/as. En 2010 Antonio Camou en su nota editorial plantea que el relanzamiento de la revista ha supuesto la invitación rotativa de diferentes agentes para la presentación de los números. Siguiendo con esta dinámica, en 2011 la misma estuvo a cargo de Adriana Chiroleu, en 2013 de Roberto Follari. No obstante, el número de 2014 fue de autoría colectiva firmado por el comité de redacción, es decir, sin ninguna firma en particular. Luego se retoma la tradición de una nota editorial de autoría individual, así en 2015 asume la tarea Ana Barletta; en 2019 Juan Carlos Geneyro, quien hace hincapié en la renovación del comité de redacción; en 2020 presenta la nueva edición Dora Barrancos, en 2021 nuevamente Antonio Camou y en 2022 Ernesto Villanueva.

De lo anterior se desprenden dos observaciones: primero, aun teniendo Pensamiento Universitario colaboradoras y colaboradores de otros países, la línea editorial de la revista estuvo siempre presentada por académicas y académicos locales de gran trayectoria, apelando a situar y reforzar el lugar de producción y análisis del conocimiento educativo en Argentina. Segundo, es posible establecer a partir de las notas editoriales tres momentos de la periodización de Pensamiento Universitario10, a saber: uno, de 1993 a 2009, marcado por la impronta de su fundador; otro de 2010 a 2014 correspondiente a un período de transición y reacomodamiento interno de la revista, que se interrumpe hasta 2018 inclusive. Y, finalmente, el iniciado en 2019 cuando se relanza y se reestructura con la redefinición estética de sus portadas y de su diseño como con la creación de nuevas funciones y figuras en la estructura de gestión que dan cuenta de una mayor profesionalización editorial, así como del paso a la conversión de objeto impreso a digital. 

El dossier de una revista puede entenderse como el espacio en el que se enmarcan las argumentaciones y debates propuestos como eje de análisis. Es una sección específica sobre la cual se estructura la discusión sobre un enfoque, tema o problema en particular que reúne diferentes textos, los cuales a su vez pueden relacionarse o discutir con los otros desde el punto de vista argumentativo o no, dado que pueden presentar perspectivas teóricas y metodológicas diversas. 

Siguiendo esa lógica se han publicado dossiers en los siguientes años: en 1994 con textos de Daniel Jorge Cano, Leticia Prislei, Horacio González y Marcela Mollis; en 1995 participaron María Caldelari, Fernando Diego Rodríguez, Pablo Bonaldi y Dora Barrancos; en 1997 escribieron Ema Cibotti, Patricia Funes, Silvia Roitenburd y Susana Villavicencio; en 1998 vuelve a escribir María Caldelari, acompañada por Julio V. González, Saúl Taborda, Jorge Orgaz, Raúl A. Orgaz y Dardo Cúneo; y en 1999 se publican artículos de Alfonso Buch, Horacio Crespo, Carlos Prego y Claudio Suasnábar. En 2001 escribieron Marcela Pronko y Ana Barletta, en tanto que en 2002 Diego Hurtado de Mendoza y Analía Busala. En 2004 el dossier fue de autoría única con un escrito a cargo de Lores Arnaiz. En 2009 publican sus textos nuevamente Diego Hurtado de Mendoza y Analía Busala. En 2010 escriben María Caldelari, Mauricio Chama y Laura Rovelli; en 2011 Manuel Antonio Garretón y Vania Markarián; y en 2013 se registra otra vez un solo texto en el dossier de Risieri Frondizi que fuera publicado anteriormente en el año 1961. 

Ahora bien, cuando la revista se relanza a partir de 201911, la conformación de los dossiers publicados desde 2020 también se reconfiguran e incorporan una figura articuladora de una coordinación en cada uno de ellos que introduce a las autoras y a los autores de los textos que lo integran. Han cumplido este rol Daniela Atairo y Pablo Beneitone en 2020; Martín Unzué, Martín Aiello, María Paula Pierella y Laura Rovelli en 2021. Sin embargo, esta práctica convive con la anterior, como puede percibirse en el dossier de la edición 21 de PU en la cual dicha figura es inexistente.

Participaron en calidad de autoras y autores en 2020 Nicolás Lynch, Ricardo Cuenca, Yamile Socolovsky, Adriana Chiroleu, Axel Didriksson, Adrián Acosta Silva, Everton Fargoni, João dos Reis Silva Júnior; Afrânio Mendes Catani, Mónica de la Fare y Ximena Sánchez Segura. En 2021, la revista incorpora tres dossiers distintos que estuvieron integrados por Daniel Saur, Adriana Puiggrós, Mónica Marquina, Claudio Suasnábar, Ernesto Villanueva, Ana Barletta, Roberto Follari, Sonia Araujo, Carlos Pérez Rassetti, Carlos Mazzola, Adriana Chiroleu, Eduardo Rinesi, Marta Panaia, Dora Barrancos, Gloria Edelstein, Fernanda Beigel, Mariana Versino y Marcelo Prati. Frente a esta cantidad numérica de autorías, en el siguiente dossier del 2023 escribieron Jorge Steinman y Verónica Piovani. 

De esta nómina se visualiza que varios de estos nombres han participado en más de una oportunidad en esta sección como también de otras (notas editoriales, artículos, entrevistas, etc.). Incluso forman parte del consejo asesor (cuyo grupo mayoritario de integrantes se sostuvo en el transcurso de tres décadas) y del comité editorial (que desde que era comité de redacción se fue ampliando con el paso de los años para incluir nuevos integrantes, algunos de los cuales están en el consejo asesor. Ciertamente esta movilidad y reiteración sería discutida si se tuviera en cuenta el factor de endogamia de las autorías en el caso de las revistas indexadas, pero su carácter independiente le brinda a PU la libertad de establecer otro tipo de estrategias editoriales en cada número editado, como no cernirse en torno a las autorías o tratar de contar con textos para todas las secciones que componen la revista en cada número editado.

Si bien por separado cada escrito puede problematizar temas o enfoques de la agenda pública en gestión, docencia e investigación educativa, en un año o periodo en particular; en su conjunto permiten rastrear continuidades y discontinuidades, como los dossiers sobre reformas educativas. También sirvieron para relevar transformaciones y establecer comparaciones con otros países de la región y aproximarse a países europeos y a Estados Unidos, entre otros. Según el objetivo de su estudio han profundizado la atención en el derecho a la educación, la internacionalización del conocimiento y la construcción de una agenda de cara a los desafíos contemporáneos y futuros de la universidad. 

Las traducciones en las publicaciones periódicas como Pensamiento Universitario tienen una marcada tendencia “intervencionista” o polémica, a través de ellas se pueden reconstruir los debates ocurridos en un momento en particular, como afirma Patricia Willson (en Guzmán, 2021). Los textos traducidos fueron frecuentes desde la emergencia de la revista hasta fines del siglo XX. Durante este período pueden entenderse como una estrategia editorial por medio de la cual PU ofrecía a su público lector cómo en otros países de los denominados “centrales” diversos académicos pensaban la constitución del campo educativo a nivel internacional y estudiaban y opinaban acerca de diferentes aspectos de su desarrollo y complejidad. 

Esas discusiones se incorporan como artículos en gran parte pero también como ensayos. Eran trabajos que habían sido publicados previamente como capítulos de libros, artículos en revistas, o presentaciones en eventos académicos como conferencias. Los textos de Tony Becher y de Daniel Levy formaron parte del primer número de PU en 1993; el de Alexander Astin y el de Guy Neave del segundo en 1994; el de Estela Mara Bensimon fue incluido en 1995. La edición de 1997 contó con dos traducciones, las de Ulrich Teichler y la de Martín Trow; y la de 1998 con tres en total cuyos autores fueron Frans A. Van Vught y Don F. Westerheijden, H. R. Kells y Gareth Williams. En 1999 se tradujo a Philip Altbach y a Peter Scott. En ese repertorio el inglés fue la lengua traducida con textos de autores de diferentes nacionalidades, en cambio, del francés se incorporó un texto de Jacques Derrida en 1995 y del italiano uno de Raffaele Simone en 1999.

Luego de ese período las traducciones fueron esporádicas, del francés se publicó en 2002 un texto de Paul Ricoeur y en 2010 uno de Christine Musselin, y del inglés uno de Ulrich Teichler en 2011. Ninguna traducción fue incluida en las ediciones de la revista de 1996, 2001, 2013, 2014 y 2015. Sin embargo, se infiere que las traducciones fueron parte de la impronta identitaria de Pedro Krotsch, y es relevante en los primeros años de edición aunque esta política editorial parece diluirse luego de que la revista quedara en manos de una coordinación grupal más que individual. Una explicación posible es que a medida que el campo de producción del conocimiento educativo argentino crecía, con trabajos teóricos y de investigación sólidos que pasaban a ser parte de las diferentes secciones, decrecieron las traducciones. 

Con la reorganización de las secciones de la revista en 2019 las traducciones vuelven a ser parte de PU, no en ese año sino en el siguiente, y se encauzan a partir de solicitudes de la propia revista con sus correspondientes cesiones de derechos de autor. Es decir, con el derrotero de la revista se retoma, afortunadamente, a partir del 2020 esta sección que incluyó en esta etapa una traducción del inglés de un texto de Zachary Maggio en 2020 y una del francés en 2023 de François Dubet. Asimismo, la sección de ensayos que había albergado textos traducidos –Tony Becher; Jacques Derrida; Guy Neave; Paul Ricoeur; Peter Scott; Ulrich Teichler y Gareth Williams– tanto como de lengua castellana –Hebe Vessuri en 1997, los de Osvaldo Iazzetta y de Guillermo O´Donnell en 2001, Eduardo Subirats en 2004, Denis Barenger en 2009 y Sandra Carli en 2014–, se redefine dando cabida a escritos que responden a este género editorial y dejando de incluir traducciones, a menos que éstas fueran de dicho género, lo cual no se ha dado hasta la edición del último número.

En suma, a través de la identificación y análisis de un abordaje conjunto de los contenidos y de la distribución de los textos en las secciones, se puede “…entender el sentido que busca dar una publicación” (Pita González y Grillo, 2015, p. 26). Las notas editoriales, los dossiers y las traducciones ubican distintas voces y orientan, aun siendo secciones tan distintas, la política editorial de una revista cuya finalidad ha sido la de constituirse en un medio para la reflexión sobre la universidad y la educación superior.

A modo de cierre y apertura

El propósito de estas páginas ha sido el de explorar Pensamiento Universitario a partir de la revisión y análisis del corpus que conforman sus 21 ediciones. A través de su reconstrucción se ha incursionado en las principales secciones para identificar las transformaciones de la revista como objeto, cuya finalidad ha sido la de propiciar la reflexión sobre la universidad, y visibilizarla como producto de la edición. Como se ha sugerido, es difícil encasillar a PU como revista científica, como revista profesional o como revista independiente porque conjuga algunos rasgos de cada una de ellas y, a su vez, se escapa a cualquier modelo estándar de publicación periódica. Incluso algunos escritos integrantes de las secciones que se han explorado en este trabajo se resisten a ser ordenados bajo una misma clasificación como se mostró con los textos traducidos, aunque para fines analíticos se los trató como lo que eran “traducciones”, en la revista no fueron categorizados de este modo hasta 2020. 

PU ha sido paradigmática por el contexto en el cual fue creada, por la visión de su director y por la política editorial continuada durante 30 años, en los cuales se sostuvo y se enriqueció por el equipo encargado de su proceso de selección y de edición. En este sentido, la revista es producto de las políticas editoriales de las que participaron un conjunto de agentes y mediaciones, en la cual en los primeros 15 años fue central la figura de Pedro Krotsch y del equipo que él dirigía y acompañaba. Gran parte de ese equipo continuó con la línea editorial de la revista y fue, a su vez, generando otras redefiniciones a fines de mejorarla y profesionalizarla, pero sin perder su identidad académica e independiente.

En sus distintos números y secciones ha situado y articulado debates intelectuales y académicos y de actores clave de la política, poniendo en el centro la agenda pública trazada en Argentina y en otros países de la región. Si bien no ha sido el propósito de este trabajo, es posible advertir que sus contenidos estuvieron en estrecha vinculación con los temas de la agenda pública, educativa, científica. Esta es una característica distintiva de la revista que le ha implicado que gran parte de los textos publicados puedan exceder la coyuntura inmediata de preocupaciones y mantenerse en el arco de la diacronía y sincronía.

Con el paso del tiempo, un conjunto de especialistas con un fuerte anclaje en las universidades nacionales de gestión pública de nuestro país se sumó a las diversas miradas teóricas de autoras y autores internacionales sobre el campo educativo, dando cuenta del crecimiento de la producción del conocimiento sobre la universidad como objeto de estudio. Gran parte de ese conjunto integra actualmente el “quienes somos” o equipo de trabajo de PU, lo cual le agrega valor en términos de la trayectoria en el tratamiento de los temas de abordaje, de su perspectiva a mediano y largo plazo de los problemas de la agenda educativa y de cierta mirada de reflexión sobre el futuro de la universidad. 

La revista desde sus inicios al presente apuntó a convocar a un público interesado y preocupado en temas de educación superior, en un tono que sin ser divulgativo tampoco fuera comprensible exclusivamente para especialistas, en sintonía con la propia conformación del campo educativo. Es posible prever que la edición de PU a lo largo de tres décadas se renueve con la ampliación del público lector a partir del mayor desarrollo de dicho campo y de la apertura de universidades a nivel territorial en nuestro país. Sin embargo, la recepción del público lector de esta sería una línea de estudios que ameritaría su atención en futuras indagaciones.

Notas

1 A nivel normativo la Ley Federal de Educación (1993) y la Ley de Educación Superior (1993) supusieron modificaciones en el sistema educativo argentino, a nivel financiero la generación de nuevas formas de asignar recursos al sector educativo y, a nivel institución la creación de organismos como la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Gorostiaga, Palamidessi y Suasnábar, 2016), entre otros.

2  Entre 2004 y 2008, en 2012, y entre 2015 y 2018.

3 Cuyos números están disponibles en https://www.pensamientouniversitario.com.ar/

4 Cabe consignar que la identidad visual de la revista también ha variado significativamente en el transcurso de los años en cuanto al diseño, tipografía e ilustración. Aunque no se aborda ese aspecto en este trabajo su dimensión estética vale subrayar que contó con ilustraciones de portada de Xul Solar, M. C. Escher, Libero Badi, Malena La Serna, Adolfo Nigro, Jorge Abot, María Alejandra Migoya, Leonardo Da Vinci, Amadeo Azar, Federico Joselevich Puiggrós, Ma. Guillermina Perot Mac Donald, Leonarlo Solaas y Diana Aisenberg. Algunos números fueron ilustrados con fotografías del Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti y del Archivo y Museo del Bauhaus.

5 Como sostiene Salatino (2018), “la evaluación cuantitativa de la producción científica comenzó a instalarse fuertemente como indicador de ´excelencia´, por tanto, como indicador fundamental de prestigio y autoridad científica. En el siglo XXI, la expansión de las tecnologías de la comunicación y la información (TIC) profundizó estos procesos a nivel mundial, modificando fuertemente las formas en que la ciencia se comunica” (p. 259).

6 Desde 2005 hasta 2008 inclusive no se publicaron ediciones de PU y esto, entre otras razones, se debió a problemas presupuestarios para su financiamiento.

7 El autor se basa en las consideraciones de Alejandro Cassini (1998), quien ha trabajado sobre la profesionalización de las revistas de filosofía, del cual ha dado cuenta en “Los caminos hacia la profesionalización de la filosofía: las revistas argentinas de filosofía en el último cuarto de siglo”, publicado en Cuadernos de Filosofía, 43, 103-113.

8 Dicha editorial fue fundada en 1996 y forma parte actualmente de las editoriales universitarias reconocidas por el CIN.

9 Contó con el auspicio en 1995 de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en 1998, 1999 y 2001 de la Universidad Nacional de Quilmes y en 2004 de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.

10 Cabe decir que esta periodización puede variar si el foco de análisis fuera el contenido de los textos que se incluyeron en cada número, pero en este trabajo está planteada en términos del proceso de producción y edición de PU.

11 El acto se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Gino Germani del cual Pedro Krotsch había sido su director.

Referencias Bibliográficas

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