En memoria de Adela Coria

Alicia Zamudio

Universidad Nacional de Lanús (UNLa)

Como suele suceder, resulta difícil escribir un artículo in memoriam porque supone asumir una pérdida, enfrentarse a una ausencia. Sin embargo, también requiere enfrentar el compromiso de un homenaje, de un reconocimiento, de una búsqueda para que las ideas, las escrituras, los legados estén activos. No solo “recordados”, “honrados”, sino recreados y, en definitiva, “vivos”.  

A fines de 2019 con un grupo de colegas, compañeras de la Universidad Nacional de Lanús, viajamos a Córdoba para desarrollar entrevistas y encuentros enmarcados en un PICTO1 y un proyecto de investigación UNLa. Una de nuestras entrevistadas de lujo era Adela Coria. Su trayectoria permitía entrevistarla en relación con ambos proyectos. Allí nos pudimos encontrar en el diálogo sincero con el recorrido que se teje en las palabras de este homenaje. No hubiéramos imaginado que apenas unos meses después llegaría un extraño tiempo en el que los encuentros cara a cara estarían vedados por una pandemia global, y menos aún, que, apenas reiniciada la posibilidad de los encuentros, Adela dejaría de estar entre nosotros. Esa experiencia me pone hoy en la situación de escribir este homenaje en diálogo con su queridísima colega, maestra y amiga, Gloria Edelstein.  

Adela Coria, la querida y reconocida pedagoga cordobesa, nos ha hablado de “los entramados”, de los “tejidos”, como metáforas del pensamiento, de las construcciones discursivas, de las imágenes. Usando alguna de ellas intentaremos tejer un discurso que articule solo instantes de su trayectoria académica, de sus compromisos, de sus afectos y de sus escrituras. 

Adela se formó y trabajó en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Allí fue estudiante, docente e investigadora y responsable de diferentes funciones de gestión académica. Se convirtió en referente del campo pedagógico especialmente en Didáctica, Curriculum y Formación docente. Junto a Gloria, compartieron el trabajo en la universidad desde la recuperación de la democracia en 1984. Desde allí parte un largo recorrido de construcción colaborativa que recupera el trabajo de la Cátedra conocida por la sigla MOPE (Metodología, Observación y Práctica de la Enseñanza). El trabajo en este espacio -referencia para el país como modelo de trabajo en las prácticas y residencias en la formación docente-, así como la configuración interdisciplinaria de la cátedra, fue interrumpido en la dictadura, momento en el que Gloria es cesanteada y en el que Adela cursaba la carrera de grado de Ciencias de la Educación. En 1986 se reinicia el trabajo con Gloria como titular, y es allí cuando Adela se suma a la experiencia. Algunos detalles de aquel trabajo compartido son referidos así por Gloria:

“Quizás el dato más importante a destacar es el estrecho contacto que vuelvo a establecer con Adela y el intercambio intelectual que concretamos cuando Graciela Frigerio me convoca a escribir acerca de mi experiencia en la formación de docentes, e invitó a Adela a que me acompañe en su producción. En este homenaje cabe destacar los importantes aportes de Adela en resolver la escritura y la configuración global del texto, y en particular en nuestra apuesta por cargar de sentido a las prácticas (en este caso de la enseñanza), siempre banalizadas. Profundizamos conceptualmente no sólo en términos pedagógico-didácticos, en el intento de un giro cualitativo de mayor envergadura recuperamos aportes de Bourdieu, autor respecto del cual cabe decir que yo tenía por ese entonces lecturas más acotadas, en cambio Adela lo había estudiado a fondo en sus diversas producciones, lo que significó un aporte de especial relevancia. Otro apartado de este libro en que el aporte de Adela fue sustancial es el relativo a los Sujetos dada su formación psicoanalítica, que también era más profunda que la mía basada en lo relativo al aprendizaje grupal con base psicoanalítica que también incorporamos en el libro. En suma, creo que fue una importante experiencia para ambas, ni hablar por el maravilloso prólogo que hizo María, por su inesperada repercusión en los Institutos y Centros de Formación Docente y el inesperado plus de obtener el premio mención en la Feria del Libro”.

Adela asumiría luego el cargo de titular de Didáctica General en la UNC. Al decir de Gloria: “su labor en esa unidad curricular sería una continuidad del MOPE por nuestra manera de significar las prácticas de enseñar como objeto central de la Didáctica”, y se convertiría así en una de las principales referentes de este campo. En el Coloquio “30 años de investigación educativa en Argentina” realizado en Buenos Aires en el 2015, en la mesa dedicada a la investigación didáctica, Adela se refería a las interrupciones, las negaciones de producciones didácticas durante la dictadura, a lo que aludiría como una “herida profunda”, dando cuenta de que los campos de conocimientos sufren el daño y el dolor de los exilios y que sus historias no pueden reconstruirse escindidas de lo político. En efecto, Adela conjugaba su compromiso político con su trabajo académico; en esa línea señaló que determinadas perspectivas del campo de la didáctica se presentaban como asépticas o ligadas a una racionalidad técnico instrumental, que ella discutía desde una construcción conceptual nutrida de diversas y variadas fuentes disciplinares y referentes intelectuales. 

El nombre de Adela Coria se liga, también al primer número de Pensamiento Universitario porquejunto a Gloria firmaron un artículo publicado en 1993 que sería de referencia en el campo de la Pedagogía Universitaria. Allí, se problematiza lo que denominaron la relación paradojal del pedagogo, que incluido en espacios académicos cercanos a la gestión se encuentra en el desafío de promover cambios pedagógicos desde una mirada valorativa de las prácticas desplegadas en las instituciones, trabajando con las comunidades de especialistas que albergan a los docentes y que suelen resguardar sus saberes de las miradas no especializadas. 

Siguiendo el derrotero, Adela y Gloria serían convocadas para la gestión en la Universidad. En palabras de Gloria: “Fuimos convocadas para la elaboración del Proyecto de Maestría en Pedagogía y Especialización en Asesoramiento y Gestión Pedagógica. Allí lo central fue apostar a una propuesta de formación en posgrado sólida que diera continuidad a la licenciatura y que reivindicara el papel central de la Pedagogía, diluida en el marco de las Ciencias de la Educación. Se definieron contenidos y prácticas centrales, dando forma a un diseño integrado que progresivamente habilitara para la investigación, desde una perspectiva que articulara las dimensiones técnica y política en relación con la intervención profesional. Fui designada como directora y Adela como secretaria académica, además tuvo a su cargo seminarios de prácticas de la investigación, fundamentales para la realización de las tesis, y seminarios donde abordó teórica y prácticamente la temática de las tecnologías en educación, temática en la que indagó tempranamente. El aporte de Adela fue central porque hasta la creación de estas carreras, Ciencias de la Educación sólo había tenido seminarios de posgrado independientes. Luego, rearmamos el Doctorado en Educación, del que fue directora con una importantísima contribución para la concreción de tesis, aportando a la continuidad de las jornadas de intercambio entre doctorandos y directores, con comentaristas y, algo muy importante, su empeño por integrar la labor de Comité Académico y Consejo Asesor en una concepción muy valiosa acerca del seguimiento de procesos de doctorandos admitidos. En ese tiempo, la acompañé en su gestión, como integrante del Comité Académico. Por último, en estos últimos años, una batalla intelectual y epistémica libramos juntas para que se comprendiera la necesidad de generar desde Córdoba el Proyecto para MADU (Maestría en Docencia Universitaria), por estar convencidas de la importancia de la formación profesional especializada para el desempeño en la docencia universitaria más allá de la consistencia en relación al propio campo disciplinar. Batalla clave para nosotras que fue logrando adeptos dando lugar a la hechura de un muy interesante Proyecto interinstitucional de elaboración colectiva, en el que trabajó incansablemente a los fines de su acreditación. Había sido designada directora por consenso unánime. Sólo alcanzó a enterarse de su aprobación y responder con la solvencia de siempre a las observaciones que nos realizaron. ¡¡¡No hay límites para la tristeza!!!”

Como un retrato construido desde el reconocimiento y el afecto profundo, Gloria realza la semblanza que hemos venido tejiendo hasta aquí: “La vida de Adela fue siempre muy intensa. Tramada desde históricas luchas y resistencias ligadas a nuestro lema tan caro: memoria, verdad y justicia en todos los planos en que le tocó intervenir directa o indirectamente, jugándose íntegramente en sus prácticas como en valientes expresiones desde la palabra dicha o escrita, en diferentes medios sobre cuestiones de implicancia educativa y político-social. Siempre con la palabra justa, sólidamente argumentada y a la vez comprometida ideológicamente desde posiciones firmes, disputando expresiones asépticas y neutrales demasiado frecuentes en particular en medios dependientes de poderes hegemónicos. En la academia cabe decir que Adela fue una gran pedagoga, productiva y lúcida, destacada en las nuevas generaciones de pedagogas cordobesas. Con una importante producción y, en particular, una escritura de marca personal inigualable quizás por sus afinidades con la literatura y sus infatigables y minuciosas lecturas de autores y textos del campo de las ciencias humanas y sociales. Quizás por eso como muy pocas, reconocida más allá de Córdoba, convocada para diversos Programas y Proyectos siempre en tiempos de democracia”.

Finalmente, quería recuperar su temprano interés en los años ’90 por el estudio de la Educación a Distancia y la Tecnología educativa, integrándose a los eventos, las producciones y los grupos de trabajo que se desarrollaron en esos años. En el libro resultante del Segundo Seminario Internacional de Educación a Distancia “La Educación a Distancia en los 90”, encontramos reflexiones que podrían recuperarse hoy cuando, luego de la pandemia, nos encontramos debatiendo las formas y modelos que asume la enseñanza, intentando romper la dicotomía entre lo presencial y lo a distancia: “no he tratado aquí de reconocer los beneficios de una modalidad versus las carencias de la otra. Ha sido mi intención presentar una posible lectura teórica de algunos aspectos estructurales de la relación de conocimiento en las dos modalidades, donde siempre están presentes diversas formas de mediación. Trate de mirar, desde la perspectiva adoptada lo que sostiene una relación educativa en el encuentro y cómo se sostiene cuando este no es predominante” (1990, p. 157).

Vayan estos recortes de sus aportes y de su vida para posibilitar encuentros y reencuentros con Adela Coria.

Referencias bibliográficas

Litwin, E., Maggio, M. y Roig, H. (comps.). Educación a distancia en los 90. Desarrollos, problemas y perspectivas. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.

NOTA

1  Los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Orientados (PICTO) tienen como objetivo “la generación de nuevos conocimientos en áreas de ciencia y tecnología de interés para un socio dispuesto a adoptar los resultados. Las características de las convocatorias se acuerdan a través de convenios firmados con universidades, organismos públicos, empresas, asociaciones, etc., que se asocian a la Agencia I+D+i con el fin de desarrollar los proyectos.” Fuente: http://www.agencia.mincyt.gob.ar/frontend/agencia/instrumento/25