En memoria de Alcira Argumedo

Ana Blanco, Evangelina Caravaca y María Soledad Sánchez1

Decimos Alcira Argumedo y se dibuja en nosotras una sonrisa. No falla. Decimos, en general, Alcira, nos referimos a ella por su nombre de pila, aunque no hayamos tenido una relación cercana y no terminamos de pronunciar esa a final que ya se está dibujando una sonrisa. Cosa llamativa que ocurre cuando evocamos su nombre, al que ligamos invariablemente con esa docente inolvidable que, siempre con un saco tipo blazer o un sweater en los hombros, daba clases magistrales en aulas colmadas de estudiantes en las sedes de MarceloT o de Tucumán de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en los tempranos 2000.

Acaso la sonrisa que nos invade al pronunciar el nombre Alcira sea (o así nos gustaría que sea) la huella de la sonrisa que ella portaba infaliblemente. Y aunque la vida no siempre le fue amable, Alcira sonreía, sonreía mucho. Llevaba esa sonrisa tan suya a todos los lugares a los que iba: a las aulas universitarias (donde la conocimos), a las charlas y debates en los que siempre aceptaba participar (como ha narrado Paula Abal Medina2), a los estudios de radio y los sets de televisión (a menudo entrevistada por su compromiso con diversas causas, en el último tiempo particularmente con la protección de los recursos naturales), al Congreso (donde se desempeñó como diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires), en su casa (cuando, sin conocernos, amablemente nos recibió en 2019 para la realización de una entrevista para el ciclo “Pioneras. Mujeres de la sociología argentina”3 y mantuvo su sonrisa hasta el final del encuentro, a pesar del cansancio por las largas horas de grabación). La sonrisa como una huella de lo vivo.

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Esa (su) sonrisa quedó retratada en una bellísima foto de juventud, en la que se la ve de perfil, con los ojos achinados, sonriendo ampliamente. Alcira nos compartió esta imagen de su archivo personal, junto con los recortes de diario que su padre había pegado pacientemente durante años en un álbum en los que “la piba Argumedo” era noticia por sus logros como nadadora de competencia, la pasión adolescente que la trajo de Fisherton, Rosario a Buenos Aires a fines de los años `50 y que dejaría de lado por nuevas pasiones, la sociología, la militancia política. 

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Alcira, que provenía de una familia de clase media acomodada, con una infancia más cercana al mundo de la naturaleza y el deporte, que al de los libros o la política decía que haber entrado en el año 1959 a la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA era como “haber llegado a Marte”. La sociología le abrió un mundo nuevo. Recordaba con mucha comicidad los esfuerzos que por entonces hacía por aprender nombres de autores o músicos desconocidos, por adquirir el gusto del cigarrillo o por comprender el lenguaje de los pasillos de la universidad. Lejos de la falsa modestia, de quien sería luego una de las sociólogas más reconocidas, Alcira narraba la experiencia de una verdadera transformación subjetiva. 

Eran años de ebullición política y cultural en la Argentina y en la Universidad, nuestros años sesentas. Si las biografías nos permiten leer algo sobre la historia, la de Alcira hace particularmente visibles muchas de las transformaciones de la sociedad argentina de entonces: el ingreso masivo de las mujeres a la universidad, la “peronización” de los/as jóvenes de las clases medias. Traduce además muchos de los debates teórico-políticos de la época, tanto en las militancias (¿cómo pensar la relación entre el peronismo y las izquierdas?; ¿Qué lugar tiene la revolución en una sociedad como la Argentina y qué formas posibles se pueden ensayar para lograrla?; ¿Cómo se vinculan los saberes universitarios y populares?), como en las disciplinas sociales (¿Qué es y qué debe ser la sociología en América Latina?). 

Esa joven Alcira participó en la primera huelga de la carrera de sociología para combatir el “empirismo abstracto” y exigir una sociología que piense en y desde la realidad latinoamericana. Egresó de sociología y decía con orgullo ser la egresada número 28. Militó dentro del peronismo en el barrio Kolynos (Berazategui, Buenos Aires), que consideró siempre su verdadera formación política. Estudió intensamente la historia de América Latina en un grupo de estudios coordinado por José Luis Romero y Gregorio Selser, para luego conocer sus pliegues en un viaje iniciático por Bolivia, Perú y Ecuador. 

Todo ello le permitió convertirse en una socióloga singular o, mejor, en una cientista social. Alcira construía diagnósticos y observaba tendencias sociales (que consideraba siempre también económicas, culturales y políticas), con una gran capacidad para leer e interpretar datos, de reconstruir el presente a partir de retazos aparentemente lejanos de la historia, en contra de las miradas parroquiales o burocráticas que muchas veces atraviesan a la profesión. Ejerció la sociología desde ángulos diversos: trabajó dentro de la CONADE y luego del INDEC, planificando y coordinando encuestas; fue una lúcida investigadora del CONICET y de diversas Universidades públicas.

Pero Alcira sostenía que uno de los grandes placeres que le dió la sociología fue la docencia. El legado de la Alcira docente es una marca imborrable para generaciones de estudiantes que tuvimos el privilegio de tener a Alcira como profesora en la cátedra Teoría social latinoamericana. El programa de esa materia acercó a muchísimos estudiantes con su lectura sobre José Martí, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Arturo Jauretche, José María Arguedas, Saúl Taborda, José Carlos Mariátegui, Raúl Scalabrini Ortiz y la lista sigue e incluye a la propia Alcira Argumedo, porque allí leímos por primera vez Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular. Ese libro que Alcira publicó en 1993 y que condensa años de lectura, de reflexión, de militancia. Un texto que recupera y continua gran parte de los debates de las Cátedras Nacionales, la disruptiva experiencia que Alcira compartió junto a otrxs intelectuales como Horacio González, Roberto Carri, Susana Checa, Jorge Carpio, entre otrxs, y que fue interrumpida por el golpe de Estado y el posterior exilio en México.

Alcira fue también una destacada oradora y polemista (donde la sonrisa se convertía en una herramienta de combate). La escuchamos en mesas redondas y jornadas de debate hasta sus últimos días. Realizó memorables intervenciones en el Congreso Nacional, donde se desempeñó como diputada en dos períodos. Pero su rol como diputada nacional no la alejó de su asidua participación en los más diversos encuentros, donde siempre estaba dispuesta a abrir su agenda. Hasta su última aparición pública en abril de 2021 siguió defendiendo, posiblemente como nadie, la soberanía nacional sobre la hidrovía del río Paraná. Más de unx piensa que esa hidrovía debería llevar su nombre como legado y bandera. Alcira Argumedo falleció el 02 de mayo de 2021. 

Fue una docente extraordinaria, una intelectual firmemente comprometida con el pensamiento y con los recursos de América Latina, una incansable militante política. La recordamos con afecto, gran admiración y gratitud por su enseñanza. Y deseamos que su gran legado intelectual sea insumo de seminarios, de discusiones, e intercambios. Que ruede Alcira, su sonrisa, por pasillos y programas. Que sea cada vez más leída, para seguir aprendiendo de los silencios pero también de una de las voces más comprometidas que pensó América Latina y sus dilemas. 

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Finalmente, diremos que esta no es una memoria construida desde la intimidad de un vínculo sostenido en el tiempo, sino de un extraño sentimiento de cercanía a partir de contactos infrecuentes pero inolvidables. Alcira tenía esa cualidad, esa capacidad de ser cálida y generosa con tres relativas desconocidas. Lo transmitió con su sonrisa. Una sonrisa amplia, pícara, entusiasta, jovial, apasionada, imborrable. Alcira Argumedo es para siempre. 

NOTAS

1 Sociólogas. Realizadoras del proyecto audiovisual “Pioneras. Mujeres de la sociología argentina”: http://www.rumbosur.org/pioneras/.

2 En “Argumedo, la socióloga rea que estuvo en todas partes”- https://www.eldiarioar.com/opinion/argumedo-sociologa-rea-estuvo-partes_129_7895340.html 

3 La entrevista a Alcira Argumedo se encuentra disponible en: https://www.rumbosur.org/pioneras/argumedo/

FUENTES FOTOGRÁFICAS

Foto1:  Backstage de entrevista. Ciclo Pioneras (abril 2019)

Foto 2: Archivo personal de Alcira Argumedo

Foto3:. Retrato por Pablo José Rey (abril 2019)