30 años de Pensamiento Universitario

María Caldelari

“Recuerdo un poema chino, anónimo, escrito hace mil quinientos años: 

un pastor cuida el rebaño, con un frío intenso, lejos de su mujer que está en el hogar e imagina al lado del fuego, cosiendo; el último verso dice: Él escucha el ruido de sus tijeras bajo la noche profunda.

El hecho que ese poema (…) todavía nos emocione, quiere decir que hay un tejido humano imposible de romper(…)”.

Juan Gelman

Extremo Sur 6-2022-2023-oleo sobre tela-55x75cm

¿Cómo pensar la universidad de aquí a diez años, veinte años considerando los cambios tecnológicos y culturales? No lo sé, si tengo algunas certezas en cuanto a qué tenemos y qué debemos cuidar, y la Revista –PU de aquí en más-  es un buen ejemplo de algunas cuestiones de las que no estamos muy habituados a conversar, a reflexionar en los espacios universitarios y académicos y vale la pena ventilar.

Cómo se fundó PU? Fue una creación de Pedro Krotsch siguiendo el camino que le marcaba su interés por los estudios sobre educación superior, y el impulso de su naturaleza de conocer para actuar siguiendo sus convicciones políticas, éticas y según sus intuiciones y sensibilidad le indicaran. Acompañado por colegas que, invitados a incorporarse al proyecto, aceptaron el juego.

Algunas cuestiones sobre el devenir universitario preocupaban a los interesados en la creación de la Revista. La transición democrática –iniciada con el gobierno del doctor Alfonsín- para la universidad comenzó mirando hacia el pasado, hacia “la universidad dorada” de los ’60, y sin haber logrado dar respuesta a todas las cuestiones como exigía el momento de los  ´80  debimos aceptar los desafíos que planteaban las políticas para la educación superior del gobierno del doctor Menem.

Nuevas y viejas cuestiones que iban desde la relación universidad-empresa, la gratuidad puesta en cuestión, la expansión universitaria hasta la revisión de la autonomía y el gobierno tripartito. Asuntos básicos que se fueron desplegando hasta abrirse en un abanico de nuevas problemáticas. Se puede decir que crecimos con PU, la herramienta creada con el objetivo de fortalecer y consolidar un campo de estudios sobre educación superior, allí comprendimos la importancia de pensar un futuro, abrirnos a las exigencias de la globalización sin perder de vista las necesidades locales, responder al fortalecimiento de la región sin perder de vista la internacionalización de la institución, insistir sobre la necesidad de las políticas universitarias. Como un complemento necesario al objetivo planteado se organizó el Encuentro la Universidad como Objeto de Investigación.

Tanto PU como el Encuentro nacieron independientes pero estrechamente ligados a la institución universitaria, los participantes de uno y otro espacio estábamos ligados por trabajo a la universidad y nos movíamos en esa frontera que nos daba la libertad necesaria para tener una agenda propia, a la vez ese juego de adentro-afuera ofrecía una fortaleza y una continuidad, una estructura firme que sostiene ese “tejido humano” , una materialidad tan necesaria para una sociabilidad donde crecen la confianza, la amistad, la conversación, la curiosidad por el saber, la voluntad política no partidaria, y la esperanza como motor del hacer.

La Universidad como la casa de la ciencia y su jardín donde, un poco por azar y otro por elección,  nos juntamos y nos quedamos disfrutando del trabajo que inventamos: PU y el Encuentro.

En una primera etapa la producción de PU tenía características artesanales, participábamos en todas las instancias desde la discusión del índice, los invitados nacionales e internacionales, las ilustraciones hasta la edición revisando página por página y la circulación en kioscos y librerías. Todo demandaba mucho tiempo y trabajo, disposición y voluntad,  y en la medida que el sistema se fue complejizando con nuevas políticas, creación de instituciones, expansión de las universidades públicas y privadas, profundización de las relaciones con el sector científico, se hacía difícil mantener ese modo, a lo que se sumaron las instancias internacionales y la

incorporación a los programas de estudio de “la universidad como objeto de investigación” incentivado por el Encuentro. Claro es que esto trajo diferencias, polémicas políticas y de intereses y algunos cambios en la distribución del trabajo, pero la base sólida sobre la que fue construida PU permitió su sobrevivencia.

En el primer número de PU, en la presentación, su director hacía una declaración de los objetivos y principios que regían a la publicación, estos fueron confirmados y explicitados  en la presentación de junio del 2009, la última firmada por Pedro. Sin congelarse Pensamiento Universitario ha mantenido su espíritu, los valores que alimentan la vida universitaria, la reflexión, la investigación y la extensión, las necesarias autonomía y democracia para el desarrollo del conocimiento.

Gracias a las compañeras y compañeros con los que compartí y comparto la experiencia de PU.

Gracias a Miriam Morales y Jorge Arrate por recordarme a Ernst Bloch.

Gracias a Emiliano Galende por la conversación sobre “el jardín de la universidad”