Expectativas laborales, movilidad e inserción de personas recientemente doctoradas en el área de Ciencias Sociales en Argentina


Martín Unzué* y Laura Rovelli**

*  Instituto de Investigaciones Gino Germani (Universidad de Buenos Aires).
** Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE), Universidad Nacional de la Plata (UNLP). 

Los estudios sobre los doctorados como instancias de formación se vuelven cada vez más frecuentes y relevantes a nivel mundial, como resultado de un creciente interés por analizar las particularidades de este ciclo y de sus aportes. Este proceso se profundiza no sólo cuando en diversas disciplinas se puede verificar que la continuidad de los estudios en el nivel doctoral se consolida, sino también cuando el requisito de posesión de esa titulación se vuelve ineludible para acceder a determinados campos profesionales, principalmente para el ingreso a las diversas formas de la carrera académica y de investigación.

En Argentina, los doctorados han conocido un importante proceso de consolidación, especialmente en las últimas dos décadas y con mayor profundidad en el campo de las ciencias sociales y las humanidades, lo que acompaña la demanda mundial de credencialización de la vida académica, pero también es resultado de ciertas tendencias locales. Nos referiremos a cuatro de ellas: 

La primera es la maduración de las ciencias sociales y de algunas humanidades luego de los años de normalización universitaria que siguen al retorno democrático, que se traduce en una consolidación de esos campos de conocimiento con un sostenido aumento del número de graduados. Esta tendencia resulta una condición necesaria para el desarrollo de todos los posgrados que estamos estudiando.

En segundo lugar, el proceso de crecimiento de los posgrados en la universidad argentina,  tributario en parte de las reformas de los años 90, que ha  avanzado en la generación de estructuras institucionales y cambios en los horizontes de formación de las comunidades académicas, ha resultado propicio para el desarrollo secuencial hacia los doctorados, e incluso a los posdoctorados. Las licenciaturas otrora valoradas pasan a ser consideradas un eslabón no final de la formación académica.

En tercer lugar, la necesidad de revertir la tendencia diagnosticada de envejecimiento de la planta de personal de ciertos organismos científicos (teniendo aquí el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas un lugar destacado). Se verifica así un sustancial incremento de la oferta de becas doctorales en el ciclo de recuperación post-crisis de 2001/2, que va a permitir el aumento de candidatos/as a ingresar a los programas doctorales ofertados por instituciones reconocidas y acreditadas. La novedosa oferta de becas va a resultar un importante incentivo para el ingreso de un mayor número de aspirantes a los doctorados del área con una dedicación de tiempo completo a los programas.

Finalmente, y a diferencia de lo que sucede en el nivel de grado, los mejores niveles de terminalidad de los programas doctorales hacen que el aumento en los ingresos también se replique en las graduaciones, permitiendo que el stock de personas doctoradas, en especial en las áreas de las ciencias sociales y las humanidades, se incremente de un modo considerable.

Esta situación presenta, de modo adicional, un problema vinculado a la cuestión de la inserción laboral, que entendemos cobra particular relevancia en los campos disciplinares que proponemos analizar. Si el principal destino laboral de las personas graduadas en programas doctorales a nivel mundial es el sistema académico y de investigación, tendencia que se replica en la Argentina, el análisis de la correlación entre candidatos e ingresantes a organismos como el CONICET, señala  una relación más desfavorable  en la gran área de las ciencias sociales y las humanidades. Lo anterior muestra una sobreoferta de candidaturas que se explica, tanto por la gran cantidad de doctoras y doctores disponibles, como por las escasas alternativas de inserción, sea por la pertinencia temática en el caso de otros organismos científicos o por limitaciones en las formas de ingreso y contratación en el sistema universitario público y privado.

Estos elementos hacen que el estudio de la educación doctoral en ciencias sociales en Argentina resulte de particular relevancia. El presente artículo presenta algunas conclusiones preliminares de un proyecto de investigación aún en curso, sobre la inserción laboral de las personas doctoradas en ciencias sociales en Argentina y se organiza en cuatro secciones: en la primera presentaremos los antecedentes de la investigación; en la segunda, introducimos algunas consideraciones metodológicas; en la tercera, avanzamos en una síntesis de la situación laboral de las personas con doctorado y, en la cuarta, nos referimos a cuestiones vinculadas a su movilidad nacional e internacional. El artículo concluye con las consideraciones finales que retoman los principales hallazgos.

Antecedentes de la investigación

A comienzos del nuevo siglo, primero la formación y posteriormente la inserción de personas con educación doctoral se problematiza de manera creciente, tanto en el campo de las políticas de educación superior, como en el de la producción de conocimiento.  

En el ámbito europeo, y siguiendo los principios de la Declaración de Bolonia sobre programas de doctorado, en 2005 un conjunto de países acuerdan los Principios de Salzburgo, los cuales trazan algunos de los lineamientos de reformas para la formación doctoral en ese espacio.  Se trata de diez principios básicos que se asientan en la investigación original como el componente central de la formación doctoral, a la vez que se fomenta a que ésta responda a un mercado laboral más amplio que el académico (Domínguez y Gutiérrez, 2015). Para ello, la reforma hace hincapié en la integración de estrategias y políticas institucionales para ofrecer programas y formación en investigación para afrontar el desarrollo profesional y generar una diversidad de programas de calidad.1 Como resultado de ese proceso, tres años más tarde se crea el Consejo Doctoral Europeo, en el marco de la Asociación Europea de Universidades (EUA-CDE) y en 2010 se amplían algunos de los lineamientos para el nivel, expresados en las recomendaciones de Salzburgo II (EUA-CDE, 2010 y 2016). 

Por su parte, las estadísticas internacionales muestran un crecimiento en la graduación de estudiantes de programas de doctorado, con un aumento del 8% entre 2013 y 2017 en los países de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, aunque aún la población con educación doctoral representa el 1,1% de las personas de 25 a 64 años (OCDE, 2019). Desde el plano de la producción de conocimiento existe consenso en afirmar que este incremento sostenido no es proporcional a la cantidad de cargos o posiciones académicas disponibles en las universidades e instituciones científicas (Neumann y Tan, 2011). Un análisis desarrollado en Italia revela que las reformas recientes en la educación superior de ese país redujeron las posibilidades de trabajar en la academia, fenómeno que se muestra más preocupante en las llamadas disciplinas blandas en comparación con las duras (Passaretta, Trivellato y Triventi 2019). Sin embargo, el problema del mayor ritmo de crecimiento del número de personas doctoradas que de plazas universitarias se presenta de manera bastante extendida en ese país, como ya se demostraba en el estudio de Ballarino y Colombo (2010).

En Finlandia, una indagación señala que las políticas de investigación y desarrollo refuerzan la necesidad de orientar las capacidades científicas especializadas para los sectores no-académicos (Arja, 2017). En esa dirección, un estudio reciente en Alemania revela que el 30% de quienes se postulan a la formación en programas de doctorado quieren trabajar en el sector privado/industria después de su graduación; otro porcentaje muy similar opta por ocupaciones en instituciones de educación superior e institutos de investigación mientras que, casi una cuarta parte aún no está segura de sus preferencias (Briedis, 2020). 

Por otra parte, en los últimos años, surge una reflexión sobre la problemática desde la especificidad de ciertas áreas de conocimiento con menor tradición en el nivel como las ciencias sociales y humanas. Una investigación sobre la situación profesional y las carreras de personas con título de doctorado muestra que, en el caso de España, el mercado de trabajo es predominantemente académico en especial en el área de las humanidades, donde la inserción en el sector privado es menor (Cruz Castro y Sanz Menéndez, 2010); cuestión que ya venía siendo trabajada por de Miguel et al (2004) de modo comparativo. Otro trabajo sobre las trayectorias de las personas graduadas en el cuarto nivel de las humanidades en Canadá indica que la falta de financiamiento y preparación en la carrera impregna sus experiencias, el espectro de itinerarios no académicos que han podido encontrar, como así también la percepción sobre la relevancia de su formación doctoral (Mac Alpine y Austin, 2018). No obstante, otro estudio realizado en España al tiempo que reconoce que el crecimiento del número de personas doctoradas plantea desafíos al momento de buscar trabajo fuera de las instituciones académicas, también señala que algunas áreas de conocimiento tienen una proyección profesional más atractiva fuera de la universidad en términos salariales, aunque ese no sería el caso de las ciencias sociales y humanas que parecerían estar más claramente enfocadas en la universidad (Domínguez y Gutiérrez, 2015). 

Por otra parte, también encontramos estudios sobre la movilidad académica internacional, que señalan que ésta parecería tender a mejorar las posiciones y reputación en la carrera académica, por lo que se promueven esquemas plurales de movilización y diásporas de alta cualificación (Meyer, Kaplan y Charun, 2001). Aún así, algunas investigaciones muestran que quienes se forman e investigan en centros metropolitanos de producción científica, manifiestan menos interés por la movilidad internacional, ya que los itinerarios más habituales van desde la periferia hacia los grandes centros (Connell y Wood, 2002). 

En las ciencias sociales, la movilidad resulta más intermitente y acotada (Kerr y Lorenz Meyer, 2009) dado que no constituye todavía un requerimiento central de la carrera, por lo que el plano nacional tiende a persistir como horizonte más usual para el desarrollo de investigaciones e intercambios académicos. A pesar de ello, la movilidad laboral e internacional tiende a aumentar, fundamentalmente en los primeros años de las carreras e intensifica la división entre investigadores establecidos y móviles (Kerr y Lorenz Meyer, 2009). 

Sin embargo, un trabajo de investigación revela que en España las trayectorias no móviles alcanzan mejores recompensas en la forma de acceso a puestos permanentes y que ese sistema favorece el desarrollo de mercados laborales internos de investigación académica, por lo que sus autores recomiendan interpretar estas tendencias en el contexto institucional y organización de cada país (Cruz Castro y San Menéndez, 2010). 

En América Latina, en las últimas tres décadas, también asistimos a un proceso de amplia expansión de los programas doctorales y de crecimiento en la cantidad de las personas graduadas en el cuarto nivel. Desde un plano político-institucional, la proliferación de instrumentos de política educativa y científica orientados a la formación de doctores y su financiamiento, a través de becas de fomento y de movilidad académica internacional, moldea fuertemente las dinámicas del posgrado en la región y la orientación de la oferta y la estructura del nivel doctoral (Unzué, 2013; Emiliozzi, 2015 y 2020; Jeppesen et. al., 2015; Ramírez García, 2018). Ligado a lo anterior, la ampliación de acuerdos de co-tutela internacionales entre programas de diversos países y de intercambio académico, cooperación y movilidad académica internacional promocionados por servicios y agencias nacionales de educación y de ciencia y tecnología incide en las trayectorias de graduación y radicación de jóvenes con título de doctorado (Didou Aupetit, 2019), a la vez que trae a un primer plano la cuestión sobre su inserción laboral (Hamui Sutton y  Canales Sánchez, 2018).  

En efecto, ese desarrollo asume distintas dinámicas por sector público-privado y una diversidad de matices de acuerdo a las áreas de conocimiento involucradas, aunque el campo de las ciencias sociales y las humanidades suele estar a la cabeza de esa expansión en varios países de la región y muchas veces, de los problemas de inserción laboral como sostienen Chavoya Peña (2013) para el caso de México, CGEE (2016) y Hey y Mendes Catani (2008) para Brasil,  Pinto Baleisan (2016) y González y Jiménez (2014) para el caso de Chile, y Méndez et al (2019) para Uruguay.

Estrategia metodológica

El abordaje metodológico de la investigación en curso sobre la inserción de personas graduadas recientemente de programas de doctorado en Ciencias Sociales en Argentina es de corte cualitativo centrado en  la realización de entrevistas en profundidad a autoridades del sector y del área de posgrado en las universidades y se nutre de la recolección de datos cualitativos secundarios como el análisis de documentos, y de la elaboración de datos cuantitativos a partir de la realización en 2019 de una encuesta auto-administrada a la población objeto de estudio.2 Este artículo de carácter exploratorio está centrado como una primera instancia en un análisis descriptivo de los resultados de la encuesta. La información relevada ha sido sistematizada en una base de datos en formato hoja de cálculo, lo que ha permitido visualizar las distintas dimensiones de análisis y facilitar su categorización, las que en adelante se presentan en el formato de gráficos. Para la interpretación de los datos se ha desplegado un diálogo entre los antecedentes analíticos, la configuración específica del sistema de posgrado y la formación en investigación en el caso argentino y la base empírica relevada y situada.  

Se realizó una encuesta en línea durante el mes de junio de 2019, de respuesta anónima, autoadministrada. Se envió un cuestionario semi-estructurado a un universo de 1560 personas doctoradas en ciencias sociales, graduadas en universidades públicas y privadas argentinas, de todas las regiones del país en los últimos 15 años. Para su diseño, se ha tomado en consideración un antecedente nacional (MINCyT, 2013) y otros internacionales de encuestas en torno a la formación doctoral y el seguimiento de trayectorias de investigadores e investigadoras en formación (EUA-CDE, 2017; ISTAT, 2019 y 2015, Méndez, L. et. al, 2019).

Las respuestas abarcaron a doctores y doctoras de una veintena de universidades públicas y privadas y se recibieron 823 completas (una tasa de respuesta del 53%). La formación doctoral de las personas encuestadas incluye su pasaje por programas en las siguientes áreas de conocimiento: Ciencias Sociales, Administración, Antropología, Ciencias Política, Ciencias de la Educación, Ciencias Económicas, Ciencias Jurídicas, Comunicación, Comunicación Social, Demografía, Derecho, Derecho Privado, Economía, Geografía, Historia, Humanidades, Relaciones Internacionales, Sociología y Trabajo Social. 

Cabe destacar que los resultados que se presentan son una medida puntual en el tiempo y, por tanto, no corresponden a un análisis longitudinal que permitiría conocer las trayectorias y el impacto temporal en las variables. Es preciso considerar, además, que en los datos transversales como los que en adelante se describen resulta más complejo dilucidar los efectos de las diversas variables en el proceso que las carreras representan (Cruz Castro y Sanz Menéndez, 2010).Por otra parte, la vacancia en nuestro país de un sondeo nacional y de manera más amplia de sistemas públicos de información centralizados, unificados y sostenidos en el tiempo sobre las personas en formación en investigación, sus trayectorias formativas y graduación en el posgrado, y específicamente en el nivel de doctorado junto con el seguimiento de su inserción laboral, hace que este estudio cobre relevancia tanto para la producción de conocimiento local como así también para el diseño de instrumentos de relevamiento y políticas públicas a futuro.3

Situación laboral de la población doctorada en Ciencias Sociales

La primera observación que surge de la encuesta es que la población doctorada en ciencias sociales en Argentina a mediados de 2019 se encuentra en una situación de pleno empleo. De los datos relevados, un 97% manifiesta tener empleo, lo que ubica al desempleo por debajo del considerado friccional.

Sin embargo, un análisis más detallado del tema, empieza a señalar diversos problemas sobre esta inserción laboral del segmento aparentemente más formado del universo de profesionales del área. En primer lugar, es llamativo el número de las personas encuestadas que tiene más de un empleo (pluriempleo). El 63% parecen estar en esta situación, mientras tan solo un 34% declara tener un único empleo. Esto parece obedecer a diversas razones: una configuración de la profesión académica bastante extendida, que hace compatibles cargos de dedicación exclusiva con otro cargo de dedicación simple en la misma u otra institución. Este es el caso de quienes, por ejemplo, realizan investigación en el CONICET y cuentan con una dedicación exclusiva a la investigación en ese organismo, pero también un cargo docente con dedicación menor en las universidades. 

También debemos destacar, que es poco habitual tener dedicaciones exclusivas en el sistema universitario argentino y que, en consecuencia, la multiplicación de cargos es frecuente. Finalmente, hay una cuestión salarial detrás de esta particularidad. En general, y como veremos a continuación, incluso aquella minoría que goza de un cargo con dedicación exclusiva sea en una universidad o en el CONICET busca un salario adicional que complete su ingreso, por lo que suele tener dos empleos. Esto en el caso de aquellos que no tienen una dedicación exclusiva garantizada y que persisten en la carrera académica con combinaciones de cargos de menor dedicación ya no deviene una mera opción sino una necesidad.

Al preguntar por las condiciones del empleo principal, podemos ver que la mayor parte de las respuestas se concentran en las categorías de muy satisfactorio o satisfactorio. Esto es porque para el 82% de las encuestas se trata de un empleo estable y registrado en el sector formal, con beneficios como vacaciones, aguinaldo, seguro médico licencias, como los que otorgan las universidades y el CONICET. También destacan que permite formas de promoción y crecimiento, que es un desafío intelectual, suelen valorar la ubicación del trabajo, el nivel de responsabilidad y la contribución a la sociedad que pueden realizar. A pesar de ello también hay un grupo menor pero no despreciable que refiere a su empleo principal como un trabajo temporario aunque registrado (9%) y un 2% que declara un trabajo no registrado.

Si los factores positivos del empleo principal de las personas con grado de Doctor son numerosos, hay un punto clave que se devela más problemático y la principal razón de la insatisfacción. Es el nivel salarial, considerado insuficiente. Sobre este punto se debe sostener que la Argentina ha mostrado, durante extensos períodos de tiempo, una media de salarios del personal científico y universitario relativamente baja en términos comparativos regionales. 

A ello se agrega el contexto de realización del relevamiento, en junio de 2019. Se trata de los meses finales del gobierno de Mauricio Macri, que entre otras cosas produjo una caída del poder adquisitivo de los salarios, producto de su reducida actualización en un contexto de elevada inflación. Ello generó diversas formas de protestas y expresiones de descontento tanto del personal de los organismos científicos nacionales como de las universidades ante el deterioro salarial, que se ve reflejado en la encuesta. Notemos que esta situación se ha extendido hasta el presente, aunque de modos divergentes por la disímil forma de actualización de los salarios en el sistema universitario y el CONICET, siendo mayor la pérdida de poder adquisitivo en el segundo caso.


Elaboración propia en base a datos de la encuesta

La mayor parte de las personas encuestadas (43%) valoran como insatisfactorio el salario que perciben por su ocupación principal. A ese número se le puede adicionar un 16% que lo consideran “muy insatisfactorio” con lo que se llega al 59% entre ambas categorías. En el otro extremo, un 34% lo considera satisfactorio y un 7% muy satisfactorio.

Se trata de un dato muy significativo y preocupante por los efectos a mediano y largo de plazo del mantenimiento de esa situación, que desalienta a las nuevas generaciones a buscar ingresar a la carrera científica y universitaria, y que también puede favorecer procesos de quiebre de las trayectorias laborales o incluso de búsqueda de alternativas por la vía de la migración académica como ya se ha visto en otros momentos de crisis económica.

El análisis del tipo de empleo declarado como principal, muestra que el primer destino es el sistema educativo, donde predomina absolutamente el nivel universitario (95,5%) y el subsector público (87% frente a 9,5% en el privado). Este dato señala que las universidades privadas no suelen ser destinos laborales principales de las personas doctoras del área.

Los organismos científicos son el segundo destino, en su gran mayoría es el CONICET y, en tercer lugar, un empleo en el sector público como se ve en el gráfico N°2. Son muy pocas las personas doctoradas en ciencias sociales que trabajan en empresas, Organismos No Gubernamentales (ONG´s) o de modo independiente.

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Al incorporar la variable edad, podemos observar que en las personas doctoradas más jóvenes cobra más peso el empleo en el organismo científico y menos en el sistema educativo y lo contrario en los de más edad. De ello podemos deducir el impacto del incremento de los ingresos al CONICET en los últimos 15 años como situación novedosa, y que explica la muy baja cantidad de doctoras y doctores de mayor edad insertos allí, y también, la dificultad para ingresar a la docencia como empleo principal para quienes son más jóvenes.

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Cuando se preguntó si consideraban que el título de doctor había sido importante para obtener su empleo principal, el 72% manifestó que sí, aunque nuevamente, el corte por edad muestra que resultó más relevante para las personas más jóvenes (menores de 40 años) que para las mayores. Estas últimas tenían en muchos casos el empleo con anterioridad a la obtención del doctorado.

Con todo, podemos pensar que se dibujan dos perfiles de inserción muy distintos. El de las personas más jóvenes que realizan el doctorado como condición necesaria para acceder al organismo científico. Mientras aquellas de más edad, más arraigadas en las universidades, hacen el doctorado por otras razones, como una cuestión de prestigio o para optimizar ingresos salariales (por la existencia de adicionales salariales por posgrados) pero ven menos determinante el peso de esa credencial para ocupar el cargo universitario. 

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Movilidad académica internacional y nacional, inserción laboral en el exterior y relocalización nacional

Un 37% de las personas que completaron la encuesta afirman haber realizado una movilidad internacional (MAI) durante la realización de los estudios de doctorado.  A su vez, se presenta en proporciones casi semejante tanto para las mujeres como para los varones: un 38% de las primeras y un 36% de los segundos han desarrollado esta experiencia. Otro dato relevante es que el 75% de las personas encuestadas que realizaron una MAI obtuvieron una beca parcial o completa para su financiamiento. Por otra parte, como se observa en el siguiente gráfico, tiende a predominar el desarrollo de estadías de corta duración (entre 1 a 3 meses) por sobre otras más extendidas.

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Al considerar los destinos de la MAI, es posible identificar un circuito cuya direccionalidad continúa orientada principalmente en el sentido Sur-Norte, siendo Francia y España, y en menor medida Alemania, Estados Unidos e Inglaterra los principales países de recepción. Sin embargo, es significativa la circulación de estudiantes de doctorado durante su formación entre las naciones del Sur y principalmente por el circuito de la región latinoamericana, donde Brasil y luego México adquieren preponderancia. Otros países de destino de MAI frecuente -aunque con menor representación- son Italia, Suecia y Canadá. Además, se han identificado itinerarios de MAI hacia países asiáticos aunque en una proporción muy minoritaria.

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Al interior del bloque de América Latina predominan también ciertas asimetrías geopolíticas al ser los principales flujos de la movilidad desde Argentina hacia Brasil y México, como se desprende del gráfico N°6, y en una escala mucho más pequeña en dirección a Chile, Cuba y Colombia y Uruguay, entre otros países región.

Elaboración propia en base a datos de la encuesta

Como ya se señaló en la sección anterior, más del 80% de las personas que respondieron la encuesta posee un trabajo estable registrado. De ellas, el 52% radica su actividad en el sector universitario, un 37% tiene su actividad principal en el ámbito científico-tecnológico nacional o provincial y el restante 11% en otros sectores. Entre quienes tienen un trabajo estable radicado en la universidad, sólo el 31% afirma haber realizado una experiencia de MAI durante su formación; mientras que ese dato asciende al 49% de quienes radican su cargo principal en el sistema científico. De esta manera, y como se dijo anteriormente, la relación entre la obtención del título de doctor, como también la experiencia de MAI durante la formación, resultan antecedentes con cierto peso relativo para el acceso a un cargo estable en la universidad. Por su parte, la vinculación entre la internacionalización, a través de la realización de una movilidad académica, o bien como demuestran otros estudios a partir de la titulación en el exterior (Beigel, 2017), es más significativa en el empleo en el sector científico respecto del universitario, aunque tampoco resulta preponderante.

Al respecto, cabe recordar que los procesos de movilidad están condicionados en buena medida por tendencias y ciclos de internacionalización de la Educación Superior (Didou Aupetit, 2019), como así también por criterios de evaluación que demandan trayectorias académicas internacionales y competitivas, a los que se suman las políticas y los arreglos institucionales que les dan origen y supeditan su desarrollo. En el caso de la formación doctoral en la Argentina, si bien el CONICET fue el principal dinamizador a través de la ampliación del instrumento de becas doctorales (como ya se ha mencionado al inicio de este trabajo), a partir de 2007 definió una política de nacionalización del doctorado (Quesada y Gallardo, 2019), al disminuir paulatinamente la cantidad de becas doctorales externas hasta su definitiva eliminación. Lo anterior repercutió, por un lado, en un redireccionamiento de quienes se encuentran en formación hacia carreras de doctorado en universidades nacionales, lo que contribuyó a su expansión y fortalecimiento (Unzué y Rovelli, 2017) y, por otra parte, el encauzamiento de la estrategia de internacionalización a través de programas de becas co-financiadas por el mismo organismo para la formación posdoctoral y en las categorías en formación de la carrera científica. A su vez, cobra relevancia la búsqueda de financiamiento a través de agencias y fundaciones internacionales de cooperación o bien de programas específicos de los países de destino en cooperación con instituciones universitarias nacionales. 

En relación con la posibilidad de insertarse laboralmente en el exterior, es amplia la incertidumbre de las personas encuestadas sobre este punto: un 29% responde que no sabe, y se observa una leve tendencia a rechazar en principio esa posibilidad, un 24% y un 12% respectivamente indica que no es probable o seguro que lo haga. En contraste, un 18% y un 7% de las personas doctoradas que contestan este punto afirman que es probable o seguro que sí se inserten laboralmente en el exterior. De esa población, un 66% se graduó en el nivel hace menos de 5 años, un 27% obtuvo su doctorado entre seis y diez años atrás y el 7% hace más de diez años. La posibilidad más extendida entre personas de reciente graduación a considerar posible una inserción en el exterior responde a que este grupo cuenta con credenciales suficientes como para aspirar a una mejor posición laboral, dado que sus carreras se encuentran en una pendiente ascendente, no tienen en principio reputación que perder y los riesgos son bajos, por lo que son más susceptibles a la búsqueda de posiciones académicas más altas en otros espacios institucionales.  Y, por último, sobresale el dato de que el 75% no tiene hijos o hijas a cargo.

Acerca de una radicación en el exterior, quienes se inclinan por esta posibilidad destacan las siguientes motivaciones: en primer lugar, el interés por realizar una experiencia profesional (alrededor del 33%); segundo, los posibles factores de expulsión vinculados al contexto nacional (27%); tercero, identifican incentivos de carácter personal (26%) y, por último, posibles factores de atracción a partir de ofertas específicas de investigación (14%). 

Finalmente, cabe señalar que sólo un 3% de las personas encuestadas con título de doctorado han realizado una movilidad académica nacional durante sus estudios. Sobre este punto, conviene recordar que históricamente la movilidad académica constituye una dimensión que exhibe escaso desarrollo dentro de la dinámica del sistema argentino de educación superior. Como se sabe, en otros países del continente, como Brasil y México y principalmente en los Estados Unidos, la movilidad interinstitucional acompaña las distintas etapas de desarrollo de la carrera profesional, en particular en los primeros peldaños y se asocia fuertemente con la movilidad ascendente (Cruz Castro y Sanz Menéndez, 2010). En la Argentina, en cambio, las carreras académicas móviles (ya sea interinstitucionales, sectoriales –del sector público al privado– o geográficas) no llegan a constituir un rasgo idiosincrático (Krotsch, 2001). No obstante en las últimas décadas, tanto la expansión de nuevas universidades en el sistema como el desarrollo de una política activa de reclutamiento de jóvenes graduadas y graduados por parte de algunas de las casas de estudio (Rovelli, 2013), a lo que se suma ciertos lineamientos de política científica que tienden a estimular la radicación de quienes realizan actividades de investigación y docencia en universidades con menores recursos y/o capacidades científicas,  apuntan a modificar la tradicional y exigua movilidad interinstitucional del sistema. 

Del análisis de la encuesta surge que de las personas con título de doctorado que han realizado una movilidad académica nacional durante sus estudios, más de la mitad ha desarrollado una estadía de corta duración, entre 1 a 3 meses, en otra universidad o institución de posgrado en el país; mientras que sólo un tercio han permanecido más de seis meses o un año y mayoritariamente, no han obtenido una beca para financiar su movilidad. Un 16% de las personas encuestadas es probable o seguro que se inclinen a aceptar una relocalización en otra universidad o sede científica del país, principalmente por motivos profesionales, seguido de iniciativas personales. Mientras que la totalidad de quienes se encuentran en situación laboral inestable o informal o en condición de becarias y becarios aceptarían esa alternativa.

Conclusiones 

Hemos presentado en primer lugar, las características de la población de doctores en ciencias sociales que ha respondido la encuesta (graduados en los últimos 15 años), señalando que en relación al tema del empleo, es un grupo de personas que se encuentra en situación de pleno empleo, e incluso con un 63% que declaran más de un empleo, lo que obedece a la particular configuración de la vida académica argentina pero también a ciertas necesidades materiales. Pues si bien la consideración del empleo principal es positiva y valorada en términos de formalidad de la relación laboral, estabilidad, lugar de trabajo, desafío intelectual de la tarea o posibilidades de promoción y crecimiento, el talón de Aquiles parece estar en la cuestión salarial, señalada por una amplia mayoría como problemática e insatisfactoria. Más allá de la influencia del momento en el que se tomó la encuesta, este tema debería ser seguido de modo continúo para analizar su evolución temporal.

En cuanto a los sectores del empleo predominan el sistema universitario y, en particular, el público, seguido por organismos científicos como el CONICET. Con números muy menores tenemos al resto del sector público, al empleo en empresas privadas o el cuentapropismo. Esto permite confirmar que el empleo de quienes se graduaron en un doctorado en ciencias sociales en el sector privado es bastante marginal, incluso en el sector universitario de gestión privada.

En la mayor parte de los casos, las personas consultadas consideran que el título de doctor tuvo incidencia en el acceso al empleo principal que poseen, aunque esto es más importante en la carrera de investigador (donde es condición necesaria) que en la carrera académica universitaria, donde extrañamente en nuestro país el doctorado sigue sin ser una condición de acceso e incluso se presenta como minoritario entre los docentes.

Con respecto a la movilidad académica internacional, más de un tercio de los/as encuestados/as ha realizado esa experiencia a lo largo de su formación doctoral, mayoritariamente a través de la obtención de una beca de financiamiento y en la modalidad de estadías de corta duración. Por el contrario, en el plano nacional, los datos arrojan que la movilidad académica interinstitucional es más bien exigua, en parte como resultado de la configuración de la formación doctoral en el sistema de posgrado argentino, a la vez que la predisposición a relocalizaciones institucionales en el marco de una estrategia de inserción laboral es más alta entre personas doctoradas recientemente. 

Desde la perspectiva de esta investigación, no cabe duda de que la MAI ha resultado en contribuciones favorables para la educación doctoral, y si bien pervive una direccionalidad en los intercambios en el sentido Sur-Norte, cobra preponderancia el circuito Sur-Sur latinoamericano, aunque hacia países con iguales o mayores capacidades científicas que Argentina. En ese sentido, no dejan de reproducirse y legitimarse algunas desigualdades geopolíticas y académicas que podrían revisarse para su reorientación en las políticas públicas e institucionales a futuro. Finalmente, la posibilidad de radicación laboral en el exterior por parte de la población encuestada es en general relativamente baja a pesar de la insatisfacción salarial, pero a la vez, como resultado de una extendida posición laboral estable y formal, siendo más significativa entre graduadas y graduados recientes. 

Por último, el nuevo orden mundial reconfigurado a partir de la pandemia Covid-19 plantea un panorama donde prevalece un abanico de incertidumbres y distintas restricciones económicas, educativas y de movilidad académica relacionadas con nuestro objeto de estudio. Las primeras inciden en las capacidades de financiamiento de la formación doctoral, como también en la situación laboral y posibilidades de inserción de las personas con grado de Doctor, especialmente por parte de quienes se encuentran en los primeros peldaños de la carrera y que, por lo tanto, tienen con frecuencia una posición laboral más frágil. Las segundas estimulan la necesidad de generar nuevos dispositivos e instancias evaluativas para la educación doctoral a distancia combinadas con instancias de presencialidad, por lo que el derecho a la conectividad y el acceso a dispositivos y educación digital resultan claves para mantener la expansión de la formación en el nivel de los últimos años y tender a su democratización. Finalmente, la MAI es una de las dimensiones más afectadas de la educación superior y de la formación doctoral como resultado de las restricciones de visado, los confinamientos en los países de origen y las medidas de distanciamiento social que afectan la posibilidad de viajar, entre otras cuestiones. Coyunturalmente ha sido desplazada por iniciativas de educación superior transfronteriza bajo la propuesta de un modelo de movilidad virtual, cuyos alcances y limitaciones deberán ser evaluados a futuro. Todo lo anterior introduce numerosas mutaciones en curso y plantea desafíos en la formación e inserción doctoral en la Argentina que esperamos contribuir a dilucidar en una próxima etapa de la investigación.

NOTAS

1 Otros principios reconocen a quienes se postulan a los doctorados como investigadores e investigadoras en formación, en tanto profesionales con derechos proporcionales; mientras que sobresale el papel fundamental de la supervisión y evaluación en un marco contractual transparente. Además, se busca lograr una masa crítica,  establecer una duración adecuada para los programas (de tres a cuatro años a tiempo completo como regla); promover estructuras innovadoras para afrontar el reto de la formación interdisciplinar y el desarrollo de competencias transferibles; incentivar una mayor movilidad geográfica, interdisciplinaria e intersectorial y colaboración internacional dentro de un marco integrado de cooperación entre universidades y otros socios y, finalmente, asegurar una financiación adecuada y sostenible. Recuperado de https://eua.eu/component/attachments/attachments.html?task=attachment&id=1881

2 La encuesta se hizo en el marco del proyecto PICT “La inserción laboral de los doctores de reciente formación en el área de las ciencias sociales en Argentina. Tendencias, vacancias y oportunidades” en el que participan también Sergio Emiliozzi, Agustina Zeitlin y Pedro Fiorucci.

3 Sobre los datos estadísticos producidos por la SPU, podemos notar que los mismos siguen sin incorporar información relativa a la Universidad de Buenos Aires previos al año 2010, lo que resulta una falencia significativa.

BIBLIOGRAFIA

Arja H. (2017) Doctorate holders outside the academy in Finland: academic engagement and industry-specific competence. Journal of Education and Work, 30:1, 53-68, DOI:  http://dx.doi.org/10.1080/13639080.2015.1119257 

Ballarino, G. y Colombo S. (2010), Occupational outcomes of PhD graduates in Northern Italy.  Italian Journal of Sociology of Education, N 2. Recuperado de http://ijse.padovauniversitypress.it/system/files/papers/2010_2_6.pdf

Beigel, F. (2017). Científicos Periféricos, entre Ariel y Calibán. Saberes Institucionales y Circuitos de Consagración en Argentina: Las Publicaciones de los Investigadores del CONICET. Dados, 60(3), 825-865. DOI: https://doi.org/10.1590/001152582017136

Briedis, K. (2020).  German study: most doctoral candidates are satisfied with their situation. The Doctoral Debate,  EUA-CDE. Recuperado de https://eua-cde.org/the-doctoral-debate/167:the-situation-of-doctoral-candidates-in-germany-better-than-expected.html

Canal Domínguez J.F. y Rodríguez Gutierrez, C. (2015). Doctoral training and labour

market needs. Evidence in Spain. Research Evaluation, 1-15, doi:10.1093/reseval/rvv024.

CGEE (2016), Mestres e Doutores 2015. Estudos da demografia da base técnico-científica brasileira, Brasília, Centro de Gestão e Estudos Estratégicos, Ministério da Ciência, Tecnologia, Inovações e Comunicações.

Chavoya Peña, M. L. (2013). Ser investigador: la zanahoria de los doctores recién egresados en México.  Diálogos Sobre Educación, 4(6) 

CONICET (2012), “Análisis de la inserción laboral de los ex-becarios doctorales financiados por CONICET”, Buenos Aires, 2012.

CONICET (2014), “Informe Eficacia del Programa de becas de posgrado del CONICET en la obtención de títulos de doctorado”, Buenos Aires, abril de 2014.

Connell, R. W. y Wood, J. (2002). Globalization and scientific labour: patterns in a life-history study of intellectual workers in the periphery. Journal of Sociology. The Australian Sociological Association, 38(2). 

Cruz-Castro, L., Pablo, S. y Sanz-Menéndez, L. (2010). La situación profesional y las carreras de los doctores en humanidades. Revista d’Arqueologia de Ponent 20, 229-270. 

Cruz-Castro, L., Sanz-Menéndez, L. (2010). Mobility versus job stability: Assessing tenure and productivity outcomes. Research Policy, 39(1): 27-38.

De Miguel, J., Sarabia Heydrich, B., Vaquera, E. y Amirah H. (2004). ¿Sobran o faltan doctores? EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. 7, 115.155. Recuperado de http://e-spacio.uned.es:8080/fedora/get/bibliuned:Empiria-2004-6D6AF24F-6CEE-0526-05C6-A52C94A6D9DD/Documento.pdf 

Didou Aupetit, S., França, T., y Padilla, B. (2019) Geoestrategia de la internacionalización y espacialidad de las migraciones académicas. Cuadernos de Universidades. Ciudad de México. México. 

Emiliozzi, S. (2015). Tendencias Mundiales en la Formación e Inserción de Recursos Humanos Altamente Calificados. Revista Sociedad, 33, 39-72.

Emiliozzi, S. (2020). Los/as Doctores/as en Ciencias Sociales en Argentina. Un análisis de sus trayectorias formativas,  Revista Argumentos, en prensa.

European University Association- Council for Doctoral Education- EUA-CDE (2010). Salzburg II. Recommendations. European Universities’ Achievements since 2005 in implementing the Salzburg Principles.   Brussel, Belgium. Recuperado de https://eua.eu/downloads/publications/salzburg%20ii%20recommendations%202010.pdf.  

European University Association- Council for Doctoral Education- EUA-CDE (2016). DOCTORAL EDUCATION – TAKING SALZBURG FORWARD IMPLEMENTATION AND NEW CHALLENGES. Brussel, Belgium. Recuperado de https://eua-cde.org/downloads/publications/2016_euacde_doctoral-salzburg-implementation-new-challenges.pdf

European University Association,

Council of Doctoral Education- EUA- CDE (2017). Survey on Doctoral Education in Europe. Recuperado de https://eua-cde.org/reports-publications/247:survey-on-doctoral-education-in-europe.html

González, H. y Jiménez A. (2014). Inserción Laboral de Nuevos Investigadores con Grado de Doctor en Chile. Journal of Technology Management & Innovation, 9,  4, 132-148. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/pdf/jotmi/v9n4/art10.pdf 

Hamui Sutton, M. y Canales Sánchez, A. (2018). Itinerarios científicos: del encauzamiento formativo al arribo laboral en R. G. Ramírez García y J. R. Rodríguez Jiménez. (Coord.). Internacionalización académica y científica: políticas, itinerarios, saberes e instrumentos. Ciudad de México: Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del I.P.N. Recuperado de https://rimac.cinvestav.mx/Portals/rimac/Libros%20RIMAC/Internacionalizaci%C3%B3n%20acad%C3%A9mica%20y%20cient%C3%ADfica%20pol%C3%ADticas%20itinerarios%20saberes%20e%20instrumentos/91%20Internacionalizacio%CC%81n%20acade%CC%81mica%20y%20cienti%CC%81fica%20Itinierarios%20cient%C3%ADficos%20MeryHamui%20y%20Alejandro%20Cana.pdf?ver=2019-08-21-092102-410

Hey, A. P. y Mendes Catani, A. (2008). Produção de doutores na área de humanidades: excesso ou má distribuição? Revista ADUSP, Julho, 56-58. São Paulo. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/309230998 

ISTAT (2015), Indagine sull’inserimento professionale dei dottori di ricerca, Periodo di riferimento: anno 2014, Aspetti metodologici dell’indagine.

ISTAT (2019), Inserimento professionale dei dottori di ricerca, Periodo di riferimento: anno 2018, Aspetti metodologici dell’indagine.

Jeppesen, C., Goldberg, M., Szpeiner, A.a y Rodríguez Gauna, M. C. (2015). Estrategias, instrumentos y resultados de la política de recursos humanos del CONICET en los últimos diez años. Revista Sociedad,  33, 73-90.

Kerr, A. y Lorenz-Meyer, D. (2009). Working Together Apart en U. Felt (ed.). Knowing and Living

in Academic Research. Convergence and heterogeneity in research cultures in the European Context. Prague: Institute of Sociology of the Academy of Science of the Czech Republic.

Krotsch, P. (2001). Educación Superior y Reforma Comparada. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes Editorial.

Mc Alpine, L. (2018). Humanities PhD Graduates: Desperately seeking Careers? Canadian Journal of Higher Education. Revue canadienne d’enseignement supérieur. 48,  (2),, 1 – 19. Recuperado de https://journals.sfu.ca/cjhe/index.php/cjhe/article/view/188157

Méndez, L.; Robaina, S.; Pellegrino, A.; Vigorito, A. (2019). Primer censo de personas uruguayas e inmigrantes con título de doctorado. Informe de resultados. Documento de Trabajo N°16,  Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Universidad de

la República, Uruguay. Recuperado de http://www.iecon.ccee.edu.uy/dt-16-19-primer-censo-de-personas-uruguayas-e-inmigrantes-con-titulo-de-doctorado-informe-de-resultados/publicacion/689/es/

Meyer, J. B.; Charum, J.; Kaplan, D. (2001). El nomadismo científico la nueva geopolítica del conocimiento. Revista Internacional de Ciencias Sociales/UNESCO, 168, s/n. Recuperado de http://www.oei.es/salactsi/meyer.pdf

Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (2013). Informe D-tec, Inserción de Doctores Recientemente Graduados en Actividades de Investigación y Transferencia para el Desarrollo Regional, Buenos Aires. 

Neumann, R., y Tan, K. (2011). From PhD to initial employment: The doctorate in a knowledge economy. Studies in Higher Education, 36(5), 601–614.

OCDE (2019) La educación de un vistazo 2019. Indicadores de la OCDE. Recuperado de https://doi.org/10.1787/f8d7880d-en 

Passaretta, G., Trivellato, P. y Triventi, M. (2019). Between academia and labour market–the occupational outcomes of PhD graduates in a period of academic reforms and economic crisis. Higher Education. 77. DOI:  http://dx.doi.org/10.1007/s10734-018-0288-4

Pinto Baleisan, C. (2016). Reflexiones sobre la inserción laboral de doctores en universidades chilenas.  Fronteras III (1). 

Quesada, F. y Gallardo, O. (2019). La estrategia de internacionalización de CONICET y la movilidad de sus investigadores. el Programa de becas cofinanciadas con la Comisión Fulbright. En S. Didou Aupetit, T. França, , B. y Padilla. Geoestrategia de la internacionalización y espacialidad de las migraciones académicas. Cuadernos de Universidades. Ciudad de México. México. 

Ramírez García, R. G. (2018). Dinámicas del doctorado y posdoctorado en el mercado global de la profesión científica: implicaciones para México en R. G. Ramírez García y J. R. Rodríguez Jiménez (Coord.). Internacionalización académica y científica: políticas, itinerarios, saberes e instrumentos. Ciudad de México: Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del I.P.N. Recuperado de https://www.die.cinvestav.mx/Portals/die/SiteDocs/Investigadores/RRamirez/Ramirez_Capitulos/RRamirez_Capitulos_Dinamicas%20del%20Doctorado%20y%20posdoctorado%20en%20el%20mercado%20internacional-optimizado.pdf

Rovelli, L. (2013). Itinerarios contemporáneos de movilidad académica: trayectorias de investigadores universitarios en el área Metropolitana de Buenos Aires. Revista Pensamiento Universitario,  15, 59-74.

Unzué, M. (2013). Autonomía, evaluación y políticas públicas. Tendencias y límites en los sistemas universitarios de Argentina y Brasil. En M. Unzué y S. Emmiliozzi (comp.). Universidad y políticas públicas. ¿En busca del tiempo perdido? Argentina y Brasil en clave comparada. Buenos Aires: Imago Mundi. Unzué, M. y Rovelli, L. (2017). Cambios, tendencias y desafíos de las políticas científicas recientes en las universidades nacionales de Argentina. Revista Tla Melaua, 42, 242-261.